No hay más opción porque es difícil laborar con el maíz en grano, debido al proceso de nixtamalización, que contamina el subsuelo, y por la falta de producto
Industriales del ramo de la masa y la tortilla de Yucatán y todo el país enfrentan al monopolio del Grupo Maseca, que tiene prácticamente la sartén por el mango a la hora de aumentar los precios de su harina de maíz, que es utilizada en el 70% de los molinos del estado.
“Recurrir a utilizar el maíz es la mejor opción que se podría tener, sin embargo, lamentablemente, nuestra industria está acaparada por comercializadores que especulan con el precio del grano”, explicó el consultor en el ramo, Andrés Fernando Monsiváis Rodríguez, quien destacó que, en muchos estados como Yucatán, es muy difícil acceder al grano.
-Por nuestra ubicación geográfica, no podemos acceder al mejor maíz, que es el de Sinaloa, el traslado es muy caro, entonces nos queda el campechano, que es el que más se trabaja en Yucatán porque el maíz local es para autoconsumo, no para comercialización -explicó.
“Además, trabajar hoy con maíz es muy difícil, las autoridades mantienen estrictos controles ambientales que impiden que se realice, como antaño, el proceso de nixtamalización y para solicitar un permiso para tener un molino se requiere de una fuerte inversión para hacer adecuaciones para que se almacene el agua, y aunque se lograra sortear este escollo, es una realidad que no hay el abasto suficiente de maíz, que en su mayoría se adquiere en el vecino estado de Campeche”, explica Monsiváis Rodríguez, quien adelantó que el 1 de marzo podría aumentar de precio la tonelada de harina de maíz.
Como se recordará, en septiembre del año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador acordó con el director general de Grupo Maseca, que es la encargada de distribuir el 80% de la harina de maíz en todo el país, de que no incrementaría el precio de su producto hasta febrero del 2023, con el fin de contener el alza de la tortilla en México.
Al respecto, el también director general del Grupo Informativo IMT, comentó a Peninsular Punto Medio que, mientras se dan nuevas reuniones para saber si se dará continuidad o no al acuerdo con el Gobierno federal, Maseca ya anunció un aumento de hasta mil 600 pesos por tonelada, dependiendo de qué entidad se trate.
“Hay estados en donde a los industriales del ramo les han dicho que aumentará 25 pesos por bulto, pero en otros dicen que será de 30 pesos más, pero hablamos de promedios, pues en realidad el costo de la harina va a depender del volumen que se adquiera, algunos lo están adquiriendo a 16 mil pesos o 17 mil por tonelada, eso va a depender de la capacidad de compra y consumo del compañero industrial, a mayor volumen menor costo tiene la harina”, detalló.
En Yucatán, el precio promedio de la tonelada de harina de maíz está en 17 mil 500 pesos, pero es una realidad que la mayoría de los dueños de tortillerías no tienen la capacidad económica ni la adecuada administración de su negocio, para poder comprar en gran volumen y prevenirse de una eventual alza, adquiriendo al precio actual.
Hasta ahora, Maseca no ha lanzado un comunicado oficial, sino que, simplemente, a través de su fuerza de ventas están comunicando dicho incremento en el precio de la harina, que los industriales del ramo consideran injustificada, así que ya no están dispuestos a recibir los reclamos por parte de los consumidores, y preparan una iniciativa para hacerla llegar a las autoridades y a la opinión pública en donde quede claro que la referida empresa la responsable de un posible aumento al precio de las tortillas, que hoy se cotizan entre los 24 y 28 pesos el kilogramo.
“Antes nosotros reportábamos a través de los medios que el precio de la harina iba a subir para que el consumidor se enterara de que la tortilla también iba a tener un ajuste de precio por el encarecimiento de los insumos, sin embargo, nos estamos percatando de que las empresas harineras nos están utilizando para salir a decir que va a subir el precio de la tortilla, con el método de presión para el gobierno”, manifestó Monsiváis Rodríguez, quien informó de que los molineros no harán ningún ajuste de precios hasta que el incremento de la harina de maíz se vea reflejado en la factura.
“Una vez que sea 1 de marzo y que a nosotros nos llegue la factura con el nuevo precio, haremos aquí en Yucatán y a nivel nacional una campaña para denunciar el ajuste de precios de las harineras ante el procurador federal del Consumidor Ricardo Schefield, porque, como consumidores, creemos que es injustificado el alza de precios de la harina de maíz, y así como nuestros clientes a nosotros nos dicen que la tortilla está cara y nos denuncian, nosotros haremos lo mismo con las harineras, porque el consumidor cree que el abusivo es el industrial y las harineras nos ocupan a nosotros para dar la cara con el consumidor si la harina sube y, por consiguiente, la tortilla, pero al que le reclaman es a la industrial, no a la harinera”, subrayó.
¿Y Minsa?
¿Y qué hay de Minsa?, se preguntará usted. Pues resulta que es muy poco el mercado que tiene esta empresa, cuya harina de maíz la venden al mismo precio que Maseca, como si fuera un efecto espejo, señaló Monsiváis Rodríguez, quien, como consultor en la materia, destacó que quienes se dedican a este ramo también enfrentan la competencia desleal y hasta la ilegal, pues se ha detectado venta de harina de maíz robada.
“No sé exactamente en qué carretera ocurra o dónde sea, pero sí hay maíz robado que circula en Yucatán, así como hay personas que la compran y que hasta se roban la luz para elaborar producto, sí lo hay Yucatán”, comentó el especialista, quien consideró que es por esta razón que hay quienes ofrecen precios muy bajos por su producto, que generalmente desplazan en tiendas y ofrecen ganancias de ocho pesos por kilo, cantidad que no siquiera gana quien elabora tortillas conforme a la ley, que paga sus impuestos y tiene a sus trabajadores asegurados ante el Imss.
Y a todo esto hay que sumar que, al trabajar de manera clandestina, esos fabricantes de tortillas escapan de la supervisión de las autoridades de salud, por lo que se desconoce si el proceso fue higiénico y qué insumos se utilizaron. Monsiváis Rodríguez subrayó que, en muchos casos, utilizan mezclas de harina de maíz con granos de maíz viejos, lo que le da al producto un olor peculiar.
“Esto no lo ve el cliente, que solamente ve el precio, por ello que se da esta variación de precios, más barato en el sur de la ciudad y más altos en el norte, donde el público paga por la calidad”, anotó el entrevistado, quien recalcó que en este tema de los precios bajos y calidad, tiene mucha importancia en cuestiones como utilizar papel de envoltura grado alimenticio en lugar de las bolsitas de nailon, pues al meter en ellas las tortillas calientes, se despide un vapor que puede también activar sustancias que pueden afectar la salud.
Finalmente, Monsiváis Rodríguez compartió que en Yucatán se cuenta con alrededor de 2 mil 100 molinos y/o tortillerías en una proporción del 35% y 60%, respectivamente, pero se estima que hay mil cien tortillerías que trabajan en la informalidad y que, por lo general, distribuyen su producto en triciclos o motos provistas de hieleras, sin que se identifique su procedencia.
“Alguien que no paga impuestos y que elabora la tortilla en su casa con empleados que no están registrados ante el Imss, tiene un ahorro importante en el costo de producción y que se refleja en el precio, aunque el producto sea de mala calidad, y peor aún si se roba la energía eléctrica o trabaja con insumos robados”, finalizó.
Texto: Manuel Pool
Fotos: Agencias