¿Aún puedes engañar a tu consumidor?

Juanito llega cansado del trabajo a su hogar, abre el refrigerador y toma lo primero que encuentra para saciar su hambre y sed. Se sienta, con su control remoto prende la televisión y ve un comercial donde se puede hacer ejercicio con un gel tonificador que ayuda a quemar grasa y mejorar su salud mientras se ejercita. Juanito piensa: “Esto es lo que necesito para mejorar mi salud”; da el primer sorbo a su bebida, en su televisión ve otro comercial: ahora una empresa le presenta una faja para bajar su talla de manera inmediata, además de moldear su cuerpo y piensa “ahora sí a partir de mañana haré ejercicio con mi gel tonificante y mi faja moldeadora”. Lo que no sabe Juanito es que estos dos productos son parte de lo que llamamos Publicidad Engañosa. Los anteriores productos tienen nombre y ambas empresas recibieron quejas, la primera una demanda pública y la segunda ante la Profeco (Procuraduría Federal del Consumidor).

Frente a la situación anterior, con consumidores cada vez más exigentes y con tecnología para investigar más, no se entiende cómo algunas empresas insisten en tratar de engañar al consumidor cuando hacer eso hoy en día es muy complicado. Algunos expertos dicen que cada vez es más difícil mentir al público, ya que antes de comprar, el consumidor investiga y compara; pero otros expertos menciona que sí se puede seguir mintiendo ya que estamos expuestos a un sinnúmero de mensajes que hacen confundir al usuario y con la avalancha de promesas que muchas empresas nos dan a través de medios tradicionales, o sobre todo, de las redes sociales es posible seguir con esta “estrategia” de engañar al comprador final.

Según el sitio de internet conceptodefinicion.de, Publicidad Engañosa es aquella que transmite información falsa de algún producto o servicio para generar confusión entre los consumidores, con el objetivo de engañar y manipular a las personas. Pero ante esta situación, ¿qué debe hacer el público? El primer consejo que sugiero es que al detectar esto no se adquiera el producto o servicio, y si puede, acudir a la Profeco. En su página de internet este órgano público tiene un apartado de Publicidad Engañosa, en donde mencionan que realizan monitoreos de la información desplegada por las marcas en medios de comunicación, así como recibir y analizar las quejas presentadas, y tiene una frase que asevera: “Si la publicidad engaña, confunde o induce al error a la o el consumidor, ¡denuncia!”, y ahí mismo te proporciona los datos para llevar a cabo esta acción.

Un segundo consejo es no creer a la primera todo lo que los anuncios presenten e ir y corroborar las características del producto, preguntar a otros compradores y, sobre todo, comprar en establecimientos que tengan cierta seriedad y buena reputación.
Pero lo más importante que quiero dejar hoy, es un compromiso para los empresarios. Que tengan ante todo la consigna de no engañar a su público. La fidelidad de éste dependerá en gran medida de sentir confianza y su lealtad estará asegurada si las expectativas que se despertaron en ellos fueron cumplidas. ¡Nunca tratar de vender con engaños porque esto en cualquier momento fallará!

 

Por Carlos Pérez*
carper165@hotmail.com

* Consultor en Comunicación Estratégica y Relaciones Públicas. Especialista en temas de marketing y comunicación corporativa.

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