El presidente visita el pueblo texano, tras la matanza en una escuela; el Departamento de Justicia anuncia una investigación exhaustiva
Entre crespones negros y mensajes de rabia y dolor, Uvalde recibió el domingo al presidente Joe Biden, que viajó al pequeño pueblo texano cinco días después de la matanza de 19 niños y 2 maestras en una escuela primaria para mostrar su apoyo a las familias. En la entrada del colegio, el presidente y su esposa recorrieron durante unos minutos el altar improvisado desde el mismo día del suceso con las fotos de las víctimas. Los vecinos del pueblo respondieron con aplausos y fotos a la visita del presidente.
Blanca Trejo, 67 años, es una de las vecinas que cruzó la calle de su casa para recibir a Biden a las puertas de la escuela. “En el pueblo seguimos consternados. Estamos con el presidente pero hay mucho descontento por cómo hizo las cosas la policía. Se pudo haber salvado la vida de más niños”, contó entre una muchedumbre con flores y mensajes de condolencia.
En las puertas de las tiendas del pueblo, muchas cerradas, y en los coches que pasan con la ventanas cerradas para protegerse del sol texano se ven carteles de apoyo a las familias -”Estamos con ustedes”- pero también de condena a la labor policial -”vergüenza para los oficiales que no hicieron nada”-, muy cuestionada desde el inicio por las familias. Las propias autoridades confirmaron, tras varios días de versiones contradictorias, que la estrategia fue equivocada.
Los agentes tardaron más de una hora en intervenir una vez que el asesino, un adolescente de 18 años, se encerró en dos aulas contiguas armado con un fusil semiautomático. En un clima de presión creciente, el Departamento de Justicia anunció ayer que abrirá “una investigación exhaustiva” sobre el operativo llevado a cabo en la escuela de Uvalde.
“El objetivo de la revisión es proporcionar un informe independiente de las acciones y respuestas de las fuerzas del orden ese día, e identificar las lecciones aprendidas y las mejores prácticas para ayudar a prepararse y responder a eventos de tiroteos masivos”, dijo el portavoz Anthony Coley.
Los Biden pasearon durante varios minutos ante el memorial dedicado a las víctimas, mantuvieron una conversación con la directora de la escuela, Mandy Gutiérrez, y con el superintendente del distrito escolar, Hal Harrell, y luego asistieron a una misa en honor a los fallecidos. Tras la misa, también se reunieron con supervivientes del tiroteo y familiares de las víctimas, un encuentro que fue a puerta cerrada.
En el memorial a las víctimas, el presidente y su esposa depositaron un ramo de flores, leyeron detenidamente los nombres de los fallecidos y acariciaron algunas de sus fotografías. Pudo observarse a Biden con lágrimas en los ojos.
La misa, a la que acudieron unas 600 personas, tuvo lugar en la Iglesia católica del Sagrado Corazón de Uvalde, a cuya entrada recibió a la pareja presidencial el arzobispo Gustavo García Siller.
Texto y foto: Agencias