Arnold Daniel Cruz Cetina “Datoer” plasmó los rostros de los adultos mayores indígenas para rescatar el orgullo de hablar la lengua maya.
La obra “K’a’ajsajil yeetel boono’ob” (Pintando recuerdos) es una manera de reivindicar el grafiti y concienciar a los jóvenes mayaparlantes a que sientan orgullo por ser herederos de una cultura milenaria.
Los tres murales fueron inspiración de los rostros de la gente de Ucí, comisaría de Motul, que capturó la fotógrafa Chantal Chim Hernández, a quien agradeció por facilitarle el material para crear la muestra.
“Datoer” habló para Punto Medio de los recuerdos que tiene, como el estigma que cargó en sus inicios en el arte urbano, una corriente que la gente confundió con el pandillerismo, en parte porque algunos “chavos ociosos”.
Sin embargo, empezó a tocar las puertas para pedirle permiso a los vecinos para que aceptaran plasmar todas sus inquietudes en las paredes limpias “que no dicen nada, pero la decoración y el colorido dan vista a un nuevo espacio”.
Las letras con las que alguna vez comenzó, pasaron a caricaturas y rostros para tener una técnica más pulida y compleja como el punto de cruz que saltó de los bordados a los murales.
“El bordado es tequioso, hacer el punto de cruz es más complicado, por necedad lo intenté hasta lograrlo”, comentó el artista urbano. La técnica tuvo buena aceptación en otras entidades.
Y así, mientras en afuera de valora lo nuestra, sirvió de aliciente para que “Datoer” realizará “Pintando recuerdos”, una obra que pretende concienciar a las nuevas actuales generaciones de mayaparlantes que no se dejen arrastrar por la globalización y las nuevas tecnologías.
–En diferentes viajes que realice con mi esposa (Ana Laura Balam Chan) nos dimos cuenta que en algunos municipios dejan a los papás y abuelos para ir en busca del sueño americano. Cuando regresan, por adoptar nuevas costumbres, las tradiciones empiezan a desaparecer –abundó.
La sabiduría y el conocimiento ancestral que guardan los rostros mayas, fueron plasmados en los murales.
La exposición se inaugura mañana a las 7 de la noche en el jardín del Museo Fernando García Ponce-Macay.
– Irbin Flores Palomino
