Marco Antonio recuerda que fue su hermano Alfonso quien lo invitó a trabajar en el famoso restaurante de Jorge Medina Alcocer
Tres integrantes de esta familia, Alfonso, Marco Antonio y José del Carmen, fueron parte del inolvidable bar La Prosperidad y gracias a su carisma, y servicio siempre atento a la clientela fueron escalando puestos hasta que cada uno de ellos logró tener su propio establecimiento, todos con gran éxito.
En amena plática con Marco Antonio Martínez Encalada, recuerda que fue su hermano Alfonso, quien lo invitó a trabajar en el famoso restaurante de Jorge Medina Alcocer, al igual que a su hermano mayor, José a quien hasta la fecha se le conoce como José José, el Príncipe de la Atención.
“Él preparaba los cócteles de camarón y luego fue ascendiendo, llegó a ser cajero y luego capitán, mientras que en mi caso comencé lavando platos y vasos, tenía apenas 16 años, era el año de 1970”, recuerda Marco Antonio quien nos platica acerca de la manera en la que surgió el apodo que lo ha hecho famoso.
“Trabajaba en la barra cuando llegaron unas gentes de México para construir la continuación de la planta Nachi Cocom de la CFE, a quienes les servía, como a todos, abundante botana y comida. Un día que fallé preguntaron por mi diciendo: Es que con ese chavo tenemos palanca”, recordó.
A esta historia, hace falta agregar que Alfonso tuvo a su cargo muchos años el Chemas Bar donde le acompañaba el famoso “Cuxo” Casanova, que también trabajó en La Prosperidad. “Cuxo”, fue hermanito de Reina Guadalupe Casanova Concha, la mamá de mis hijos, llego en unas vacaciones a pedir trabajo y yo lo metí, explicó Marco Antonio, quien tuvo cuatro hijos: Mónica, Norma, Marco Antonio y Miguel Ángel.
Mónica fue la que continuó con esta tradición familiar, pues contrajo matrimonio con Edgar Miranda, quien también proviene de una familia dedicada a los alimentos, y ahora les dio la sorpresa de revivir el que fuera el Mesón de Palanca, ahora como el Mesón Yucateco Alemán, donde por supuesto labora toda la familia.
Edgar, por su parte, inició su camino en el ámbito de la gastronomía, desde muy joven, ayudando a su abuelita que tenía un puesto de comida en el mercado Lucas de Gálvez, mientras que su padre, Manuel Miranda abrió la coctelería Luis, que posteriormente fue administrada por Edgar, quien entonces tenía 19 años.
“Por casualidad conocí a Moni, no sabía que era hija de Palanca, cuando nos casamos ya no tenía el Mesón, así es que ahora que tuve la oportunidad de re abrirlo no les dije nada, lo mantuve como una sorpresa para ellos, que tienen muchos recuerdos de este lugar”, dijo Edgar, quien comenta que Palanca, su suegro se encuentra laborando con él, atendiendo a sus amigos de antaño que llegan a buscarlo y que no olvidan aquellas temporadas de las bailarinas cubanas que Marco trajo al Mesón y entre las que se encontraba Niurka Marcos.
“Hace 35 años lo inaugure, el 14 de agosto de 1987, me fue bien, traía a muchos artistas como Manolo Muñoz, Las Primas, Manuela Torres, Los Hermanos Ritual, Jorge Vargas, Huarachín y Huarachón y venían a comer Vicky Carr, quien llegó a trabajar a Feria de Xmatkuil y cantó en el escenario; también nos visitó la Sonora Santanera y el equipo de fútbol América”, dijo.
Por último, Marco compartió una anécdota muy especial que vivió en este mismo lugar, cuando él era el propietario.
Resulta que un día llegó a las puertas del lugar un joven barbado y con los jeans rotos, al que no se le permitió ingresar al lugar, que era uno de los más prestigiosos de la década de los años 80s y 90s.
La cuestión es que el joven preguntaba por Lourdes Munguia, que lo esperaba en una mesa del restaurante ubicado en los terrenos del Rancho del Charro, y resultó que ese joven al que en un inicio se le negó la entrada era nada menos que Marco Antonio Solís, “El Buki”.
Texto y fotos: Manuel Pool / Cortesía