El obispo de Campeche, Francisco González, destaca que este acto no es simplemente echar agua sobre la cabeza de un recién nacido, representa el principio de la muerte y el inicio de una nueva vida
En lo que fue la última misa del festejo de la Navidad, el obispo Francisco González González celebró el bautismo de Jesús con la lectura del santo evangelio según san Mateo (3,13-17), y dijo que se trata de uno de los sacramentos más importantes en la comunidad católica, el cual se debe cumplir para entrar a formar parte de la comunidad apostólica, pues de acuerdo con la reflexión del pasaje bíblico, “este es un rito donde recordamos que el bautismo es algo mucho más profundo y por eso sería bueno que recuperásemos ese significado en nuestra vida cristiana”.
De acuerdo con Francisco González González, lo que hoy inicia sigue siendo algo importante para los feligreses, aunque en muchas ocasiones solo se vea como “echar un poco de agua” sobre la cabeza del recién nacido.
Al principio de la historia del del cristianismo el bautismo se hacía sumergiéndose completamente en el agua, lo cual tenía un importante significado, ya que “el agua es el principio de la muerte, pero también es principio de vida”; el bautismo tiene un significado básico e importante, porque expresa la muerte y la resurrección de una persona, por lo que quien se bautiza muere en una vida y al salir del agua comienza una vida nueva.
“Por eso la tradición cristiana hizo que en el bautismo se impusiera un nuevo nombre a la persona, la nueva vida requería un nuevo nombre, por eso es importante el sacramento para poder formar parte de la gran familia del catolicismo y de la institución de la Iglesia dirigida por Dios”, comentó el obispo durante la misa que ofició en la catedral al mediodía de ayer.
Texto y fotos: Agencia
