“El gobierno debe de implementar políticas públicas, legislación y acciones mucho más dirigidas en la atención de personas senectas”, destacó la investigadora Gina Villagómez Valdés.
En Yucatán un 17% de los ancianos viven solos, 18% de ellos en pobreza extrema, mucho más en las zonas rurales y las políticas asistencialistas no han servido para darles la atención que merecen.
En el marco del Día del Adulto Mayor, realizado en la Universidad Autónoma de Yucatán, la docente y especialista en temas sociales, ofreció la conferencia “Vulnerabilidad, retos para las personas adultas mayores”: En su ponencia, la socióloga estableció que, falta un marco regulatorio adecuado más real y proactivo en favor de este sector de la sociedad, que está perdiendo espacios, capacidad y atención de parte de las autoridades.
Villagómez Valdés expresó que es preciso que las autoridades y la sociedad en su conjunto valore y establezca la seguridad, protección, cuidado y tranquilidad de los ancianos.
“En las investigaciones que hemos realizado, damos cuenta de los muchos problemas legales que viven, muchos por despojos de sus propiedades por personas y familiares, por la necesidad de fuentes de empleo, ya que, siendo jubilados no tienen el poder adquisitivo debido a las condiciones económicas del país”, añadió.
Expuso que, los ancianos en Yucatán sufren de una serie muy amplias de condiciones de violencia, aún y cuando muchas familias, viven en casa de los abuelos y no logran consolidar una economía adecuada y es la jubilación del abuelo la que completa para el gasto familiar.
Desde nuestras investigaciones apreciamos cinco grandes retos para los cerca de 220 mil personas mayores de 60 años que radican en Yucatán, agregó. La primera es la falta de políticas públicas por parte del gobierno, en sus aspectos básicos, salud, empleo, calidad de vida y desarrollo socio económico.
También hay serios problemas por la responsabilidad social, tanto de la sociedad civil, como de los diversos sectores de la población, que abandonan y omiten aspectos fundamentales de este grupo vulnerable, tanto en aspectos de violencia, como de corresponsabilidad en sus tareas fundamentales en el núcleo familiar.
Es preciso establecer estrategias para empoderar e impulsar el conocimiento y las actividades de los ancianos. Pero también está la situación de su estabilidad laboral y emocional, ya que, cumpliendo con aspectos básicos y responsables de experiencia y probada capacidad, no tienen acceso a puestos laborales adecuados, lo que establece siempre una serie de frustraciones para las personas que han cumplido cabalmente con su desempeño al frente de puestos laborales.
Finalmente, los ancianos deben ser partícipes en las tareas que tiene la sociedad, aportado experiencia, valores, su visión a los aspectos más importantes en la vida familiar, ya que, no deben de ser una carga para la sociedad o la familia donde viven.
Después de 40 años, desde que se creó el INAPAM, el gobierno federal no ha atendido las exigencias y demandas de la población de adultos mayores. Esto significa que, un jubilado que vive de sus ahorros aportados al estado para este propósito, subsiste con pensiones que en ocasiones no superan los 4 mil pesos mensuales, en ocasiones mucho menos.
La depreciación del poder adquisitivo del salario impacta directamente a un jubilado o pensionado, sus alcances económicos se han mermado a lo largo de las últimas cinco décadas con el desgaste de una raquítica jubilación y los costos de la vida, que se han elevado exponencialmente frente al monto de respaldo que reciben mensualmente.
Con todo ello, el acceso de los servicios de salud, atención hospitalaria, dotación de medicamentos, calidad de vida, movilidad, seguridad emocional son cada vez más frágiles y pocas personas reciben una atención amplia y sostenida en sus necesidades más apremiantes.
“Es importante que la sociedad tome debida conciencia de esta responsabilidad, en tanto que el gobierno no logra reaccionar ante estos indicadores, es preciso la sociedad civil, las universidades, como es el caso de la Uady que abre tareas educativas, recreativas como el programa de Universidad de los Mayores, pero deben de ser muchos más los que aporten esa corresponsabilidad al esfuerzo de personas adultas que hoy están en desamparo y olvidadas”, comentó.
Texto y foto: ACOM