Cerrado en 1966, el Hospital del Niño Yucateco es recordado con nostalgia

El lugar, que se inauguró en 1940, contaba con servicios de oftalmología, otorrinolaringología, dental, departamento de rayos X y laboratorios, así como con una amplísima consulta externa

En un predio ubicado en el cruce de las calles 62 por 35, donde hoy se encuentran los juzgados civiles, funcionó de 1940 a 1966 el Hospital del Niño Yucateco, que, a pesar de ser pequeño y modesto, con una capacidad total de 60 camas, marcó un paso importante en la evolución de la pediatría en la entidad.

El interés del gobierno socialista del Ing. Humberto Canto Echeverría y el entusiasmo de los doctores Manuel Acevedo y Francisco Colomé culminaron en 1940, con la creación del Hospital del Niño de Mérida, que con el tiempo se llamaría “Hospital del Niño Dr. Manuel Acevedo Ruiz del Hoyo”, institución caracterizada por proporcionar asistencia médica y enseñar pediatría.

Para tal fin se expropió la Quinta de las Águilas, que perteneció a don Álvaro Peón y Joaquina Peón Castellanos, la Condesa de Miraflores. Fue por el hecho de que en las rejas de la quinta se colocaron los escudos de la familia, en los que se apreciaba un Águila que se conoció como La Quinta Las Águilas, y fue a partir de julio de 1939 que se demolió la casona.

El terreno tenía una superficie de casi 14 mil metros cuadrados, y contaba con una gran cantidad de árboles y jardines, que quedaron perfectos para el disfrute de los menores que eran atendidos en el lugar, el cual se inauguró el 6 de enero de 1940. Fue el primero de su clase, pues su edificación concluyó tres años antes de la inauguración del Hospital Infantil de México.

Comprendía tres secciones: la A, para lactantes diarreicos (entonces se les calificaba como dispépticos) y niños no infectados; la B, para infecciosos (sarampión, tos ferina, paperas, tifoidea, entre otros), dotada de cubículos para mantenerlos aislados (que resultaron de una eficacia muy dudosa); y la C, para cirugía, cada una con capacidad para 20 camas.

Contaba con servicios de oftalmología, otorrinolaringología, dental, departamento de rayos X y laboratorios, así como con una amplísima consulta externa —que a la postre resultó el departamento de mayor importancia— así como servicios de hidratación y transfusiones.

En sus años de vida, fue clínica aula para médicos de una generación que allí se hicieron especialistas. De ahí surgió la Sociedad Yucateca de Pediatría, en 1946 (antecedente del Colegio de Pediatras de Yucatán), y también la inconformidad de los médicos contra las autoridades locales y federales que no daban a las poblaciones los servicios básicos para la salud: agua potable, alcantarillado, recolección de basura, infraestructura sanitaria de rastros y mercados, leche pasteurizada, y más.

En el Hospital del Niño de Mérida trabajaron y se hicieron pediatras los doctores: Francisco Solis Aznar, Rolando Rodríguez Rojas, Alberto Ceballos Milán, Alberto Baqueiro Cantón, Leonardo Sáenz Rena, José Rodríguez Cicero, Pedro Alonso, Federico Patrón Sánchez, Rubén Vargas Ayuso, Humberto Pérez Concha, Miguel Navarrete Ruiz del Hoyo, Prudencio Ruiz Salazar y otros más que sintieron la vocación para hacerse pediatras.

Algunos de estos médicos becados hicieron internado en el Hospital Municipal de Infancia de La Habana, Cuba, que también enviaba a sus médicos a visitar regularmente el Hospital, hasta que, en 1960, con la Revolución cubana, se interrumpió drástica y lamentablemente, esta benéfica influencia.

Asimismo, a pocos años del inicio de las actividades en el Hospital del Niño en Mérida, se contó con la valiosa ayuda del Hospital Infantil de México, que enviaba para las sesiones clínicas, casos ya discutidos y comentados, y que los médicos locales discutían antes de ver el diagnóstico clínico y anatomopatológico.

En su momento, los doctores del Hospital del Niño de Mérida salieron a la calle para exponer en las escuelas y en los sindicatos, en los clubes de servicios y en las plazas públicas, y en donde quisieran oír y recibir, que la salud no se alcanza en hospitales, que hay que cuidarla en la casa y en la familia, procurando que la población cuente con los servicios necesarios.

Finalmente, la Alianza para el Progreso proporcionó 100 millones de pesos para comenzar las obras de agua potable para la ciudad de Mérida y su zona conurbada, para lo cual el gobierno federal contribuyó con 50 millones y el del estado con otros 50 para terminarla.

Las obras se iniciaron en 1964 siendo presidente de México don Adolfo López Mateos y gobernador de Yucatán don Agustín Franco Aguilar, y se terminaron en el año de 1967.

El Hospital del Niño cumplió, como se ve, con su objetivo, y en mala hora, por razones económicas y poca visión, fue clausurado en el año de 1966. En el lugar funcionó de manera posterior el Departamento de Agricultura, Ganadería y Fomento Económico y luego la Normal de Educación Preescolar. El terreno fue fraccionado, y en 1972 se levantó en el cruce con la 62 el local de Ejecutivos de Ventas y en 1980 se edificaron los tribunales.

Texto y foto: Manuel Pool / Cortesía