Salvador Castell-González
El 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha que se caracteriza por una alta actividad proambiental en el mundo, o al menos así debería ser.
De acuerdo con la resolución 2994, realizada 15 de diciembre de 1972, donde de la Asamblea General de las Naciones Unidas que en su texto afirma con satisfacción el informe de los tratados de Estocolmo de 1972, se designa el cinco de junio Día Mundial del Medio Ambiente mediante el siguiente texto:
“Se insta a los gobiernos y a las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas a que todos los años emprendan en ese día actividades mundiales que reafirmen su preocupación por la protección y el mejoramiento del medio ambiente, con miras a hacer más profunda la conciencia de los problemas del medio ambiente y a perseverar en la determinación expresada en la Conferencia.”
El Día Mundial del Medio Ambiente tiene dos cosas que recordarnos. En primer lugar, nuestra necesidad e interconexión con la naturaleza y la necesidad de su conservación para nuestra propia supervivencia.
En segundo, debemos recordar que en los tratados de Estocolmo se establecieron las bases legales del derecho a un ambiente sano, con una gran cantidad de buenas intenciones encaminadas a la conservación de recursos naturales de la Tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas de los ecosistemas naturales.
Nos insta a que deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras mediante una cuidadosa planificación u ordenación, según convenga. Y por sólo poner un ejemplo seguimos esperando el ordenamiento territorial en nuestro estado.
También se reconoce nuestra necesidad por las comodidades creadas, pero también por nuestras necesidades naturales, donde los dos aspectos del medio humano, el natural y el artificial, son esenciales para el bienestar del hombre y para el goce de los derechos humanos fundamentales, incluso el derecho a la vida misma.
Ya desde 1972 sabíamos de nuestra dependencia con el ambiente transformado y el impacto que de manera progresiva estamos causando en nuestros ecosistemas.
También nos da una gran responsabilidad, donde se establece que el hombre tiene la responsabilidad especial de preservar y administrar juiciosamente el patrimonio de la flora y fauna silvestres y su hábitat, que se encuentran actualmente en grave peligro por una combinación de factores adversos.
En consecuencia, al planificar el desarrollo económico debe atribuirse importancia a la conservación de la naturaleza, incluidas la flora y fauna silvestres.
El 5 de junio de 1973 fue el primer Día Mundial del Medio Ambiente, hoy 50 años después no sé si seamos más juiciosos o es la emergencia la que poco a poco nos ha hecho voltear a ver los aspectos ambientales y naturales. Hoy el medio ambiente cumple 50 años, y gracias a un resfriado que tuvo llamado covid-19 por fin se le está prestando un poco de la atención que merece.