Jorge Auais Dogre recibió de manera póstuma el reconocimiento Medalla Orgullo Libanés, por ser uno de los fundadores de la agrupación juvenil católica y ahora la casa de retiro con la que cuentan en Chelem llevará su nombre.
En ceremonia realizada en el Club Libanés, donde sus directivos reconocen la labor que lleva- ron al cabo en diferentes ámbitos como el altruismo, Abraham Razú Dajer resaltó su misión que permitió que muchos jóvenes vivan el Evangelio como él lo hizo.
El acto estuvo encabezado por el embajador del Líbano en México, Sami Nmeir; el presidente del Club Libanés, Ricardo Dájer Lixa; la titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes, Loreto Villanueva Trujillo, en representación del gobernador del Estado, Mauricio Vila Dosal; el edil interino de Mérida, Alejandro Ruz Castro, y el alcalde con licencia, Renán Barrera Concha, entre otros.
También se entregaron los reconocimientos del Legado Libanés a la señorita Emilia Wabi Dieb, quien fundó un dispensario para ayudar a los pobres, y el Premio Cedros al antropólogo, arqueólogo, espeleólogo, buzo, empresario, escritor, músico y pintor, Sergio Grosjean Abimerhi, por sus hallazgos arqueológicos en los ce- notes, durantes los saneamientos de estos cuerpos de agua.
Razú Dajer recordó que él era espiritual mientras que Auias Dogre era muy entusiasta, y fue así que, con el apoyo de ese entonces sacerdote Álvaro García, quien actualmente es monseñor fundaron un grupo de juvenil, luego realiza- ron retiros espirituales.
Agregó que conforme pasa- ron los años y ellos ya no eran tan jóvenes, optaron por únicamente asesorar a jóvenes para que ellos realicen las actividades, en tanto que se conformaban grupos de personas no jóvenes para realizar las misiones en los municipios.
“Siempre decía que muchas personas tenían que vivir el evangelio de Cristo”, indicó. Debido a que los grupos crecían y que llegaron a tener que rentar siete casas para los retiros, optaron por construir una casa de retiro en Chelem.
Respecto a la galardonada, ella era una modista apasionada de su profesión, y fue altruista ya que fundó un dispensario médico.
Cuando leyeron su semblanza se destacó que en una ocasión un sacerdote le preguntó cómo iban a realizar esa obra si no había dinero, a lo que ella le señalaba que sólo era cuestión de ver un café y que lo lograrían.
“En casa a todos les ofrecía un café. Los viernes solía ir a comer el arzobispo”, se indicó. Por último, Grosjean Abimerhi agradeció el reconocimiento que obtuvo que siente que es inmerecdo, ya que su labor es por algo que le apasiona.
El ambientalista, un centinela de los cenotes, aprovechó la presencia de las autoridades para pedirles que busquen la forma de que Mérida crezca de manera ordenada, ya que lo contrario pro- picia deforestación, especulación de terrenos y agotamiento de los recursos como el agua.
Texto y fotos: Darwin Ail