En esta zona puede observarse que las casas se construyen dejando parte del terreno al frente y a los lados, dándose así una alta calidad ambiental enriquecida por la vegetación
Una de las colonias meridanas que en su momento fue considerada, junto con la Alemán, ejemplo de arquitectura moderna, es la México, que pasó de ser un proyecto habitacional para clase media y obrera, a convertirse en el lugar de asentamiento de familias de poder económico que dieron prestigio y plusvalía a la zona, que se caracteriza por conservar a la fecha hermosas edificaciones.
Lamentablemente, poco a poco muchas de ellas han sido modificadas para darles uso comercial, debido a que la colonia quedó atravesada por la avenida Circuito Colonias, que registra un impresionante flujo vehicular.
Pero en la década de los años cuarenta era muy diferente la situación, cuando apenas se contaba en Mérida con una población menor a 100 mil habitantes y estos terrenos, ubicados al norte de Itzimná, no eran tan codiciados por el hecho de que no había vías de comunicación.
La ahora Prolongación del Paseo Montejo era una carretera blanca y el camino a Itzimná, una pequeña brecha, que los fanáticos al béisbol recorrían los domingos para llegar al campo y disfrutar de los partidos, justo en el lugar en el que en la década de los cincuenta se edificó el Colegio Montejo, lo que detonó el desarrollo de la zona.
Al caminar por la zona nos encontramos con un monumento en el que se lee: “México, nombre de la Colonia con la que Yucatán plasma su cariño a la Patria y su admiración por los héroes que la forjaron 1942-46”, que data de tiempos en los que todavía no se había detonado el interés por habitar en esta zona, entonces considerada lejana.
Sin embargo, cita el cronista de la ciudad, Gonzalo Navarrete Muñoz, en su página Mérida de Yucatán.com, para 1946 la colonia ya contaba con obras de pavimentación, siendo en 1948 cuando se dan a conocer por la prensa los detalles de la flamante colonia, de los servicios con que contaría incluida energía eléctrica de 110 volts, además de que también se ofrecía una exención de impuesto predial por diez años a wtodos aquellos que construyeran en ella.
Ya para el año de 1945 se había instalado en Mérida la primera planta de prefabricados, que introduce un nuevo sistema de construcción. Esta fábrica produce bloques de concreto de 15x20x40 centímetros, columnas, bases, cerramientos para muros y techos, vigas y dalas de concreto armado; una de las primeras casas donde se utilizó este sistema fue en la casa Torre Gamboa ubicada en la calle 21 No. 86 de la colonia México, construida en el año de 1949.
La introducción de este sistema implicó una modificación en el diseño arquitectónico, al ser determinadas las medidas de los espacios por el tamaño de las estructuras prefabricadas; aunque tuvo limitantes para ser introducido en el mercado, sobre todo porque daba la sensación de inseguridad; sin embargo, para 1949 la compañía Casas de Concreto Prefabricado, ya había construido un buen número de casas en la colonia México. Los fundadores de esta empresa fueron los señores Ernesto Casares Cano, Delio E. Alonso y el Arqto. Carlos M. Castillo Montes de Oca.
En cuanto a las formas, en la colonia México, se presenta la cautivadora limpieza que suprime la ornamentación y la variedad de acabados en los muros; las proporciones tienden hacia la horizontalidad, aunque sigue predominando el volumen sobre el vano ( es decir muros sobre claros), incorpora una ligereza en la cubierta del porche de acceso y una disminución en el diámetro de la columna que lo sostiene, novedad cancelada, en alguna medida, décadas después.
En la colonia México puede observarse que las casas se construyen dejando parte del terreno al frente y a los lados dándose así una alta calidad ambiental enriquecida por la vegetación. La colonia México, junto con la Alemán, representan las bases del modernismo arquitectónico en Yucatán.
En los años cincuenta empieza en Yucatán un tratamiento inédito del espacio doméstico impulsado por la presencia de nuevos profesionales de la arquitectura.
Texto y fotos: Manuel Pool / Cortesía