El resultado de las elecciones estatales del domingo en México reveló un desplome de la oposición y una elevada aprobación al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero la baja participación de los ciudadanos refleja también recelo hacia los partidos políticos.
Alrededor de 13.5 millones de ciudadanos de seis estados estaban llamados a las urnas el domingo para elegir a quienes ocuparán 148 cargos públicos en las primeras elecciones en la gestión de López Obrador, iniciada el 1 de diciembre pasado.
El foco de la jornada estuvo en los estados de Puebla y Baja California, que celebraron elecciones de gobernador y donde los votantes infligieron dolorosas derrotas al conservador Partido Acción Nacional (PAN).
En Puebla obtuvo el triunfo Miguel Barbosa, del izquierdista Movimiento Regeneración (Morena), el partido del mandatario, con 44.7% de los votos por 33.2 % del candidato del PAN, Enrique Cárdenas.
Muy lejos quedó el abanderado del otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alberto Jiménez, con 18.5%.
Otro tanto ocurrió en Baja California, donde el candidato de Morena, Jaime Bonilla, arrasó con 50.4% de los sufragios contra 23% de Óscar Vega, del PAN, y un magro 4.7% de Enrique Acosta, del PRI, de acuerdo con los resultados oficiales preliminares del Instituto Nacional Electoral (INE).
Duro golpe para el PAN
Para Maribel Flores, académica del Tecnológico de Monterrey, estas derrotas representan un golpe muy fuerte para el PAN porque pierde en manos de Morena la bandera de la alternancia política en dos estados clave.
Baja California fue el primer estado arrebatado por la oposición al entonces dominante PRI en 1989 y desde entonces había estado en poder del PAN, que también desplazó al Revolucionario Institucional en Puebla de la mano con otros partidos en 2011.
“Puebla está en el centro del país, y no es menor lo que representa en el listado nominal (de electores). Es un estado muy importante para una elección presidencial y una elección federal. Y Baja California era el bastión del PAN. Pero no es solo que pierde, sino la forma en que pierde”, señaló a Efe.
De acuerdo con la profesora de Relaciones Internacionales y Ciencia Política en el Tec de Monterrey Campus Puebla, el resultado de los comicios “debilita a la oposición en México y fortalece al partido en el poder y al sistema de partidos de corte predominante, donde Morena evidentemente se ve favorecido”.
Con sus triunfos en Puebla y Baja California, el partido del presidente suma dos estados más a su haber después de conquistar cinco de las 32 entidades federativas en los comicios de 2018 (Ciudad de México, Morelos, Tabasco, Veracruz y Chiapas).
Pobre participación
No obstante, la politóloga advirtió sobre la baja participación ciudadana en las votaciones de Puebla (33.4%) y Baja California (29.5%), “porque el principal desafío (para los gobernadores electos) será legitimarse y tener gobernabilidad democrática”.
“Esto debe llevar a una profunda reflexión a todos los partidos, porque no están logrando convocar a las urnas y porque los partidos que han gobernado en el país no están siendo bien recibidos por los ciudadanos”, sintetizó.
Asimismo, sostuvo que los seis meses transcurridos desde la toma de posesión de López Obrador son poco tiempo para hacer una evaluación de su gestión y que habrá que esperar a los comicios de 2021, cuando se renueva la Cámara de Diputados federal, se eligen 13 gobernadores y el presidente se somete a un voto de revocación de mandato.
“Vamos a ver el número de gubernaturas que puede lograr Morena y si efectivamente se refrenda esta aprobación o si el ciudadano vota de una manera diferenciada”, manifestó.
Con todo, la experta consideró que con los resultados del domingo -cuando también se efectuaron elecciones de alcaldes y diputados estatales en Aguascalientes, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas- “el presidente siente cierta comodidad” al ver los triunfos de su agrupación política.
Opinó que fue “un fin de semana positivo para López Obrador, a pesar de que va a enfrentar un diálogo ríspido, complejo, con (el presidente estadounidense) Donald Trump”.
Una delegación mexicana encabezada por el canciller Marcelo Ebrard está en Washington para tratar de evitar la imposición de aranceles a los productos mexicanos que Trump anunció la semana pasada y se aplicarán a partir del 10 de junio como castigo a México de no frenar la migración hacia Estados Unidos.
“En términos generales, con estos resultados (electorales) el presidente gana un respiro, gana margen para poder rearmar su estrategia de defensa frente a las amenazas” estadounidenses, expuso.
López Obrador aseguró ayer lunes que su política de diálogo con Estados Unidos tiene por objeto “que haya confianza y certidumbre, para que no haya miedo”.
Reiteró que su gobierno “humanista” tiene que como misión defender a los migrantes que se desplazan por faltas de oportunidades de trabajo o por la violencia.
“No vamos a engancharnos en una confrontación y nosotros pensamos que se puede llegar a un acuerdo con el Gobierno de los Estados Unidos”, subrayó.
Al respecto, Flores consideró que la estrategia seguida por López Obrador ante Estados Unidos “tiene elementos rescatables, porque defiende la soberanía nacional y fortalece la investidura presidencial” al privilegiar “un diálogo de conciliación, de respeto a los derechos humanos”.
Texto: EFE
Fotos: El Universal