Por: René Emir Buenfil Viera
Esa es la pregunta que cada vez más mujeres me hacen en el consultorio, las que pueden reconocer lo que están viviendo como violencia, otras están tan acostumbradas, cegadas, negadas o todavía no están listas para verlo así, pero para las que caen en cuenta de esta situación, para la mayoría de ellas, la historia apenas comienza.
Y es que una cosa es darse cuenta, y otra hacer algo al respecto. Aunque hay algunas que cortan de tajo a la primera de cambio, muchas mujeres batallan para terminar la relación, debido a la cuarta y última etapa del ciclo de la violencia: la luna de miel, que mantiene la esperanza de que tu pareja puede cambiar y dejar de violentar algún día, al creer en sus promesas hechas para contentarte y retenerte.
Lo cierto es que la violencia escala, desde la verbal, emocional, psicológica, pasando por la sexual, física hasta la económica, y termina con el feminicidio. Otro factor que influye en dificultarle a las mujeres terminar la relación son los estereotipos de género, mientras más caigas en estos extremos de dependencia, sumisión, silencio, aislamiento, menos redes de apoyo y maneras de defenderte o de animarte a salir de la relación.
Incluso existen aspectos culturales y sociales que perpetúan la violencia: el qué dirán, el temor a lo que diga la gente, los consejos de parientes, amigas y amigos, de aguantar, aceptar la cruz que te tocó, hacerlo “por los hijos(as)”, pensar que una se tiene que sacrificar por ellos(as), y muchas otras creencias, mitos y prejuicios que te nublan el entendimiento.
La principal herramienta en psicoterapia para poner fin a la violencia de pareja es el empoderamiento de la mujer: recuperar su amor propio, autoconfianza, voltear a ver sus recursos, fortalezas y valores para volver a tomar las riendas de su vida, reconstruirse y reconocerse como una nueva versión de sí misma, y prepararse emocionalmente para enfrentar la batalla de su vida por la libertad, por la oportunidad de volver a respirar tranquila y en paz.
Muchos hombres podemos hacer sentir a nuestra pareja que no vale nada sin nosotros, algunos otros lo repiten hasta el cansancio para que se lo terminen creyendo como realidad, una realidad alternativa que priva a las mujeres de su intuición, creatividad, de esa chispa en los ojos y alegría en el corazón. Lo cierto es que las mujeres valen mucho sin nosotros, y a pesar de nosotros, pero tenemos que dejar a un lado ese cuento que nos creímos que las relaciones de pareja son relaciones de poder, al contrario, son espacios de equidad, de desarrollo mutuo y de amores, de esos que van siendo y se van construyendo en el camino, que se reafirman día con día, que se aceptan y se permiten ser como son sin juicios, en entendimiento y colaboración. Si no lo lograste esta vez, reconoce tu pérdida, suelta para transformar tu dolor en sanación, que ya habrá otras posibilidades de vida en el futuro.