El mensaje que se le quiere dejar a los asistentes es que cada una de las personas tiene amor, ilusión y esperanza, pero hay que encontrarlo
A través de sus títeres y teatro guiñol, Manuel Erosa Tamayo busca llevar un mensaje positivo a la ciudadanía, y en especial a los niños y jóvenes, alejándolos de la depresión con su obra “Conejo a la Luna”, que con gran éxito presentó la noche del viernes en las instalaciones de la Universidad Santander Campus Mérida.
Este conejo es nada menos que el famoso conejo de pascua, y a quien un ser maravilloso y mágico le encomienda una misión importante, llevarle tres regalos a la humanidad: la imaginación, la esperanza y el amor.
La cuestión es que el conejito. en un descuido. pierde el cofrecito en donde había metido los tres regalos, por lo que le pide ayuda a su amigo dragón para que lo lleve a las alturas para tratar de ubicarlo desde arriba, pero no tiene éxito, así es que acude a solicitar ayuda al Sol, con los mismos resultados, pero le recomienda que vaya a ver a la luna.
Y aunque el conejito vio muchas cosas maravillosas, no encontró sus regalos, por lo que la luna le pregunta qué fue lo que se le perdió, y es entonces cuando interactúa con el público preguntándoles si tienen amor, esperanza y cuáles son sus ilusiones.
De esta manera, la luna le enseña al conejo que su misión se ha cumplido, y que sus regalos no se habían perdido sino que se encontraban en cada una de las personas del mundo.
“El mensaje que se llevan los asistentes es que cada uno de nosotros tiene el amor, la ilusión y la esperanza, pero que hay que encontrarla muy adentro de sí para compartirla con los demás”, explicó el maestro Erosa Tamayo, quien subraya que esto es muy importante para ayudar a la gente que está deprimida o triste por alguna razón.
“Estamos viviendo en un mundo en el que nos estamos olvidando de estos valores y donde le damos más importancia a las cosas materiales, lo que da como resultado que tengamos cosas muy negativas en nuestra vida y no nos comprendamos, pero sí encontramos cómo nosotros mismos vamos a poder tener de nueva cuenta esperanzas y también ilusiones”, explicó.
Esta obra se ha presentado en numerosas ocasiones, hace cuatro años en el festival de la ciudad, y también en el lobby del teatro Armando Manzanero como parte del programa “titireteando”, pero importante es destacar que durante la pandemia precisamente por ese mensaje de esperanza e ilusión que lleva la obra, se incluyó en el programa “Cultura en línea”, presentándose de manera virtual como propuesta alternativa.
En la velada del viernes por la noche el acompañamiento musical estuvo a cargo de Juan Acereto en la guitarra; en el piano, Ángel Erosa, hijo de Manuel, y en el cajon peruana y percusiones, el arquitecto Wemman y que integran la Compañía “Máscaras, Teatro y títeres”.
“Importante es destacar que todas las presentaciones que estamos realizando son para recaudar fondos para poder concluir el proyecto de tener listo nuestro foro Los Hilos de la Luna, que pronto abrirá sus puertas en calle 7 A número 247 entre 34 y 36 de la Colonia Pensiones” explicó el maestro Erosa, quien lleva más de 25 años en el medio artístico, específicamente a las artes escénicas, y 20 dedicado al teatro para niños y con títeres como el famoso “Drilo”, el cocodrilo.
“Me motivó trabajar para los niños el hecho de que haya cada vez menos teatro para ellos porque es difícil y por lo tanto no muy redituable, pero creemos que a mediano o largo plazo lo importante es que la gente sepa que hay este tipo de arte”, puntualizó.
“Si usted se interesa por llevar este espectáculo a sus escuelas, se puede agendar al 99 94 40 41 63 o a la página de Drilo, el Cocodrilo”, apuntó.
Datos a destacar
Esta obra se ha presentado en numerosas ocasiones: hace cuatro años en el festival de la ciudad, y también en el lobby del teatro Armando Manzanero como parte del programa Titireteando.
Todas las presentaciones que están realizando son para recaudar fondos para poder concluir el proyecto de tener listo el foro Los Hilos de la Luna, que prontó abrirá sus puertas en la Colonia Pensiones.
Texto y fotos: Manuel Pool
