Conoce el gran valor nutricional del melón

La forma tradicional de comerlo es directamente a tajadas, como fruta, y es como mejor se puede disfrutar de su sabor, sin ningún elemento que nos distraiga

El melón es un fruto de contenido energético bajo (33 Kcal/100g), que aporta una gran cantidad de agua, y destaca por su contenido en potasio, carotenoides (sobre todo las variantes de pulpa naranja) y vitamina C. Respecto a los macronutrientes, su contenido en azúcar es bajo (no llega a los 6g/100g) lo que la convierte en una fruta interesante para los diabéticos.

Es una buena fuente de hidratación en verano y su bajo contenido calórico lo convierte en un gran aliado en las dietas de adelgazamiento. Una rodaja aporta más de la mitad de la cantidad diaria recomendada de vitamina C, con lo que dos tajadas (lo que viene siendo una ración de consumo habitual) sirve para cubrir las necesidades de esa vitamina. A diferencia de su prima lejana la sandía, su contenido en potasio deberá ser tenido en cuenta por pacientes renales, puesto que una ración puede rozar el gramo.

Mitos.

“El melón por la mañana oro, por la tarde plata y por la noche mata!” (dicho popular). El melón es de esas frutas con algunos mitos alrededor, consecuencia de las creencias populares. El dicho anterior ya lo refleja así, algo que estamos demasiado acostumbrados a oír: el melón consumido por la noche es de difícil digestión. Es más que probable que esta creencia venga de la antigua medicina, la cual prescribía comer el melón, los higos y las moras al principio de la comida.

Además, en la Edad Media los médicos recomendaban comer ciertas frutas con otros alimentos y condimentos. El melón no se salvaba de esa cruz, y se aconsejaba consumirlo con queso o alguna carne muy condimentada, sal o azúcar para “evitar que se pudra”. Es más que probable que la costumbre de comer melón con jamón venga de ahí. De hecho, el gran Alejandro Dumas en su Grand Dictionnaire de Cuisine describía que “para que el melón sea digestivo, dicen algunos gastrónomos, que hay que comerlo con pimienta y sal, y beber con él medio vaso de vino de madera o más bien de marsala”.

Sin embargo, no existe evidencia científica que nos haga desaconsejar consumir el melón después de comer como postre, o durante la noche. Cierto es que hay personas que digieren mejor o peor determinados alimentos, así que aplicando el sentido común estaremos protegidos: si un alimento no sienta bien simplemente hay que dejar de consumirlo y escoger otros que no den problemas. Generalizar con estas afirmaciones es un error que nos puede llevar a perdernos disfrutar de algunos alimentos, como es el caso del rico melón.

Cómo comprar.

Al igual que otros muchos vegetales, el melón es un fruto de una planta trepadora que se cultiva a ras de suelo, por lo que es importante lavarlo bien con agua caliente y jabón antes de abrirlo, puesto que la superficie de la corteza puede estar contaminada con microbios y tierra.

Es importante recoger el melón en su punto de maduración para disfrutar de su sabor dulce. Cuando vayamos a la compra, lo mejor es elegir los melones teniendo en cuenta estos aspectos:

Tamaño: más pesados para su tamaño (igual que con la sandía).

Color: con poco o ningún color verde en la piel.

Tacto: que cedan un poco al apretarlos por los extremos del tallo y de las flores. Si cede demasiado y los dedos quedan pegajosos, es que está pasado.

Olor: los melones de verano deben tener un aroma agradable, pero los de invierno poco o ninguno.

Texto y foto: Agencias

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