Conoce tus ideas irracionales, elimínalas y sé libre (parte 2)

Deyanira Trinidad Álvarez Villajuana

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La semana pasada abordé la primera parte de las distorsiones de pensamiento y de cómo pueden estar impactando de forma negativa en nuestras vidas. Esta semana, te comparto un nuevo cúmulo de distorsiones, para que las identifiques, y si sientes que te hace sentido lo que lees, y te genera este tipo de pensamientos un malestar general contigo mismo y/o con tus relaciones sociales, te reitero que cuentas con mi ayuda, a través de mi profesión, la psicología. Las ideas irracionales que te presento en esta ocasión, son las siguientes: 

6.- Personalización: La persona cree que todo se relaciona directa o indirectamente con ella. Todo lo toma “personal”. Tiende a compararse con los demás, y vive en un estado de continua ansiedad, donde puede generarse un sentimiento de envidia, y también de culpa por lo mismo. 

7.- Falacias de control: Si se siente externamente controlado (impotente), se ve a sí mismo como desamparado, una víctima del destino. La falacia de control interno convierte a la persona en responsable del sufrimiento o de la felicidad de aquellos que le rodean (omnipotente). Si bien existe libre albedrío y responsabilidad por las elecciones personales, la persona puede oscilar entre los dos extremos de nulo control, a control excesivo.

8.- Falacia de la justicia: La persona genera resentimientos pues considera que está siendo tratada de una forma injusta, y se siente impotente, porque cree que no puede hacer nada al respecto. Hay un sentimiento de enojo e impotencia como puntos clave. No cuenta con pensamiento dialéctico, siendo incapaz de ver que el concepto humano de justicia, es limitado, parcial, y depende de la perspectiva desde la que se vea. La única justicia perfecta, es la divina. Todo lo demás, sirve como material de aprendizaje, y para transformar las experiencias negativas en algo positivo para uno mismo y los demás.  

9.- Culpabilidad: Pensar que los demás son culpables de la propia situación o que uno es el culpable de la situación de otros, son dos extremos, que no conducen a nada saludable. La culpa no genera cambios, el arrepentimiento genuino y la responsabilidad por las acciones, sí. El pasado, ya no puede cambiarse, pero en el presente, si es posible tomar decisiones distintas para obtener resultados diferentes. 

10.- Falacia de los “Debería”. Creer que las cosas “deberían” ser de algún modo, y no del modo en que en realidad son, puede conducir a un estado de frustración y estrés. La persona posee una lista de normas rígidas acerca de cómo debería actuar tanto ella misma, como los demás. Si alguna norma es transgredida, le genera enojo, o bien, culpa, si quien la viola, es ella misma. 

11.- Razonamiento emocional: Este pensamiento irracional es básicamente creer que lo que uno siente, es la verdad. Es decir, no hacer caso de “engañoso es el corazón, más que todas las cosas”. La persona, cree que por el simple hecho de sentir algo, ello tendría automáticamente, que ser verdadero, y la realidad es muy diferente. 

Para reflexionar: Alabaré al Señor con todo mi corazón. Todas tus maravillas contaré. (Salmos 9:1).