Costa yucateca desaparece ante el avance de la erosión

Se registra que el año pasado se perdieron 20 metros de litoral en el puerto de Progreso, especialmente en la zona oriente

Miles de yucatecos disfrutan actualmente sus vacaciones de Semana Santa en las costas del estado sin ver un fenómeno en marcha: la progresiva erosión que amenaza el futuro de esos destinos turísticos.

La erosión costera en Yucatán, documentada desde la década de 1980, se ha intensificado en los últimos años. Progreso, principal destino de playa del estado, ha perdido hasta 20 metros de litoral en 2024, especialmente en la zona oriente, desde el final del malecón hasta el muelle de Chicxulub.

Esta pérdida acelerada se atribuye al impacto del huracán “Milton” y al fenómeno meteorológico local conocido como “chikin ic”.

Entre 1980 y 2019, existen registros que indican que la península perdió en promedio 19 metros de playa.

El caso de Chicxulub destaca por su severidad. La playa ubicada al final de la calle 12, al este del muelle, pasó de tener 14 metros de arena en 2006 a apenas 4 metros en 2023. Esto representa una reducción del 71 % en 17 años.

Otras localidades como Telchac, Dzilam de Bravo y Hunucmá presentan también condiciones severas de erosión. Chelem y Chuburná muestran afectaciones menores, aunque igualmente en avance.

Desarrollo Inmobiliario

El desarrollo inmobiliario sin regulación clara contribuye al problema. Aproximadamente el 27 % de la franja costera de Yucatán tiene construcciones ubicadas a menos de 10 metros del mar, según datos de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (Ampi). Esta situación altera la dinámica natural de las playas.

De acuerdo con esta organización, en un tramo de 39 kilómetros entre Telchac Puerto y Dzilam de Bravo existen alrededor de 500 edificaciones. El 20 % de estas corresponden a torres nuevas de 10 o más niveles.

La situación se agrava con las 261 concesiones vigentes en la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat). Muchas están asociadas a desarrollos inmobiliarios que restringen el acceso público a zonas costeras.

Casos emblemáticos

En febrero de este año, en Telchac Puerto, vecinos denunciaron el bloqueo del acceso a la calle 110, una vía pública protegida por un amparo federal desde 2022. Ante la falta de respuesta de las autoridades, derribaron la cerca e incendiaron la estructura.

En abril de 2024, en El Cuyo, habitantes advirtieron que retirarían e incendiarían estructuras como palapas, camastros y cercas si se invadía la zona marítimo-terrestre en áreas protegidas como la Reserva de la Biósfera Ría Lagartos.

El futuro nos alcanza

Según el Cinvestav, para el 2035 la línea costera podría retroceder entre 20 y 50 metros en las zonas más vulnerables, lo que implicaría la pérdida irreversible de playas y el abandono de infraestructura costera.

Las pérdidas asociadas a la degradación ambiental costera podrían oscilar entre 800 y 1,000 millones de pesos anuales para 2035, afectando directamente al turismo, uno de los principales motores económicos de la región.

El aumento del nivel del mar, derivado del calentamiento global, se combina con una mayor frecuencia e intensidad de huracanes desde 1982. A esto se suman los efectos de fenómenos locales como el “chikin ic” y los vientos del norte.

La remoción de dunas y vegetación costera, defensas naturales contra la erosión, ha dejado las playas más expuestas al embate del mar. La erosión obedece a factores tanto naturales como humanos.

Finalmente, un ejemplo reciente de esto se dio en Sisal, donde la alteración de la duna costera generó tensiones entre los habitantes y elementos de seguridad.

Texto y fotos: Acom