Uno de los mejores biógrafos del mundo reconstruye la vida del genio creativo gracias a las miles de páginas de sus cuadernos manuscritos, y dice que el gran secreto del pintor renacentista yace en su capacidad de observación
“TODOS PODEMOS SER UN POCO LEONARDO DA VINCI”, asegura Walter Isaacson, considerado uno de los mejores biógrafos que existen en el mundo del genio del Renacimiento, “la persona más creativa de la Historia a la hora de innovar en el mayor número de campos”, al que ha dedicado su último libro.
El autor ha indagado en las miles de páginas de los cuadernos manuscritos que dejó Leonardo da Vinci (1452-1498) para reconstruir su vida en una biografía publicada en español por la editorial Debate.
En ella destaca cómo la curiosidad insaciable de Leonardo da Vinci, su capacidad de observación y su imaginación, pueden estar al alcance de cualquiera.
“Todos podemos detenernos un poquito para preguntarnos por qué el cielo es azul o por qué vuela un pájaro y maravillarnos con la forma en la que aletea; analizar cómo la luz incide en un objeto, buscar qué hay detrás de la expresión de una persona y fijarnos en sus emociones internas”, sostiene el autor en una entrevista con Efe.
Porque, dice Isaacson, la vida “se vuelve más emocionante cuando somos más observadores; ese fue el secreto de la genialidad de Leonardo”.
Un genio pero “muy humano”, recalca su biógrafo, que explica cómo Leonardo da Vinci se distraía muy fácilmente: esa era una de las razones por las que se interesaba por todo y saltaba de un tema a otro. Pero también sabía centrarse atentamente en la manera en la que el agua pasaba a través de un objeto en un río.
El genio del Renacimiento fue un “inadaptado auténtico”: era hijo ilegítimo, homosexual, zurdo, vegetariano, se distraía…, pero también era “el más divertido y apasionado por cualquier tema. Le encantaba inventar instrumentos musicales, utilizar aplicaciones matemáticas, pintar ‘La última cena’ o diseccionar un corazón humano”, explica Isaacson.
Lo más importante es que, más que cualquier otra persona de la Historia, Leonardo “quería saber todo lo que puede saber sobre todos los campos que existían”, desde el arte a la anatomía, desde las máquinas voladoras a la zoología: por eso es “el genio creativo por excelencia y es la razón por la que escribí sobre él”, recalca Isaacson.
Tuvo la reputación de ser una persona que no terminaba muchos proyectos porque era un perfeccionista y dedicaba mucho tiempo a cada uno de ellos. Pasó 30 años estudiando los músculos del cuello y realizando experimentos de anatomía para lograr que los del san Jerónimo que estaba pintando por encargo de un mecenas fueran exactamente como quería.
Algo similar ocurrió con el cuadro más famoso del mundo, la “Mona Lisa”, un retrato que estuvo 16 años pintando, “añadiendo una y otra y otra capa para perfeccionar sus labios” y que, a su muerte, seguía en su estudio. Sin embargo, “nunca se ha hecho un retrato mejor que ese”, recalcó.
Texto y fotos: EFE