Con la muerte de ese cura, se elevan a 22 los miembros de la Iglesia Católica que han sido asesinados en los últimos seis años
ENTRE ORACIONES y rostros desencajados cientos de feligreses se dieron cita ayer por la mañana para dar el último adiós al sacerdote Rubén Díaz, asesinado la tarde del miércoles al interior de su parroquia, luego de discutir con un sujeto.
Con una misa de cuerpo presente celebrada en la Catedral de Santa María de la Asunción de Cuautitlán Izcalli, los asistentes irrumpieron en aplausos al paso del coche fúnebre, donde cerca del mediodía sus restos mortales fueron llevados al panteón.
Fiscalía confirmó que el asesinato del sacerdote fue una agresión directa.
Con este asesinato se eleva a 22 el número de miembros de la iglesia Católica asesinados en los últimos seis años, anunció el Arzobispado.
El párroco Rubén Alcántara Díaz discutió con su agresor antes de ser atacado con un puñal y murió tras recibir heridas en el pecho, los brazos y una mano, dijo el Fiscal.
El fiscal señaló que la secretaria del párroco ha declarado que escuchó ruidos como si se tratara de una discusión y cuando entró a la iglesia, el sacerdote ya estaba muerto, mientras el agresor se daba a la fuga.
El fiscal precisó que el móvil del crimen puede ser una “agresión directa” contra el ministro religioso, ya que sus pertenencias no fueron tocadas y que incluso tenía su teléfono móvil.
El obispo de la Diócesis de Izcalli, Francisco González Ramos, confirmó que el ataque al presbítero tuvo lugar “antes de las 7 de la noche” del miércoles.
Texto y foto: Agencia