El sábado se cumple un mes del derrumbe en la mina y a las familias solo les queda esperar
El próximo sábado se cumple un mes de la tragedia en la mina El Pinabete, Coahuila, por lo que la esperanza de los familiares de los diez mineros atrapados en un pozo de carbón en México se apaga poco a poco.
El primer golpe fue cuando, después de que las galerías donde trabajaban se inundaron el 3 de agosto por el agua de minas cercanas abandonadas en Sabinas, una nueva inundación echó por tierra el trabajo de casi dos semanas de bombeo de líquido y hubo que volver a empezar.
El golpe definitivo para las familias fue cuando las autoridades les comunicaron el pasado jueves que la estrategia a seguir ahora sería la de hacer un tajo a cielo abierto para descender 60 metros y llegar donde están los hombres en la mina de El Pinabete.
¿El mayor problema? Que serán necesarios al menos seis meses para hacerlo, lo que terminó por dinamitar el ánimo de las familias.
“De seis a 11 meses de trabajo es mucho, ¿qué nos van a entregar entonces de mi hermano?”, dice Magdalena Montelongo, hermana de Jaime, uno de los mineros atrapados.
“Al principio teníamos mucha esperanza. Pero fue pasando el tiempo y cuando se vino la otra ola de agua… se va perdiendo. Ahorita, como ya van a hacer esto, se me hace difícil que los veamos con vida”, reconoce resignada.
En todo este tiempo no ha habido ningún contacto con los mineros, quienes no tenían comida ni agua potable. El gobierno, sin embargo, ha rechazado oficialmente que se les dé por muertos.
Sobre el nuevo método de rescate elegido, Montelongo asegura no estar de acuerdo. Las autoridades, sin embargo, defendieron que esta es la propuesta más sólida y de menor riesgo para los rescatistas.
Inicialmente, los familiares se negaron a aceptar esta nueva estrategia. Montelongo no entiende por qué no se optó por esta técnica desde el principio ni por qué se demoraron en pedir asesoría.
Texto y foto: Agencias