Entre la división cada día más patente entre servidores, funcionarios y ciudadanía, dónde partidos que representan un muy bajo porcentaje de la población resucitan por quien sabe que truculentas razones y otros que se pasaron por el arco del triunfo cuanta reglamentación había ahora se dan golpes de pecho diciendo que están "jugándoles chueco". Quizá este extraño escenario sea producto de la casualidad (posible pero no probable) o de la causalidad de que ya estamos en campañas presidenciales, de senadurías, de diputaciones y de gubernaturas. Sí, por difícil de creer que sea, por adelantado que parezca, las patadas bajo la mesa y las descalificaciones que se avientan a diestra y siniestra son para "bajar" a algunos pausibles contendientes o para acomodar en el tablero a los aspirantes (suspirantes).
Poco a poco los minipartidos se unen en alianzas con sus hermanos mayores, para entregar su voto afiliado o el flujo de efectivo o para servir de línea de golpeo para obtener una u otra posición, alguna que otra prebenda, algún interés muy particular que nada tiene que ver con aquellos a los que desgarrándose las vestiduras dicen que representan.
Por increíble que parezca, vemos a políticos acusando a políticos, a militantes de un partido acusando a militantes de su mismo partido y todos, acusándose de ser lo peor que le podría pasar al distrito, al municipio, al estado, al país. Es tiempo de los detritos al ventilador, las propuestas vendrán después de que los equipos de análisis hagan su levantamiento de lo que queremos y nos lo dirán envuelto en miel y bellas fotografías donde se exaltarán las inconmesurables virtudes de aquellos "salvadores" en turno. Los equipos "underground" son los que ahora están sueltos liberando de sus cadenas a todos los demonios del infierno.
Lo lamentable es que siempre es igual y nosotros seguimos igual. Algunos dirán que la gente está despertando, quizá… espero… deseo, que así sea pues, una sociedad despierta, nunca será una sociedad manipulable.
Claro que podemos esperar a gente buena, a gente comprometida, a gente con verdadera vocación de servicio y que tal vez, sean la respuesta a todos nuestros anhelos. No obstante, nuestro sistema está echado a perder y algunos bienintencionados se pierden en ese pantano repitiéndose cual mantra "el fin, justifica los medios" y se arrastran, se embarran, se pudren y luego quieren que los veamos impolutos durante las campañas para que luego, la mayoría, se vuelva a meter al sistema y se olvide de la verdadera razón de hacer política que no es otra cosa que escuchar, entender, mediar y encontrar el punto medio para el bien de la mayoría.
La sociedad debe de retomar su papel como principio y fin de todo actuar político, debe de ser capaz no solo de elegir sino de remover a quién no le parezca; debe de lograr que sus representantes sean electos por mayoría absoluta y no simple, es decir, debemos de exigir una segunda vuelta; debemos de ser capaces de llegar seamos militantes o no a cualquier partido político y ver pegado en su tablero de anuncios cuanto de nuestro dinero les otorgaron y en que se lo están gastando; debemos de exigir que si tenemos un representante, nos represente y no tenga doble "trabajo" como servidores y líderes sindicales, dirigentes de partidos, empresarios, actores y en general cualquier otra actividad que los meta en conflicto de intereses, que les haga favorecer a unos por encima de de otros por lealtades adquiridas por sus otras "chambas" y que no los distraiga de aquello que tanto decían querer… el trabajo por y para el bienestar de todos pues si les pagamos esos altos sueldos, lo mínimo que esperamos es que sean capaces de entregarse de manera completa y comprometida a sus funciones por todo el tiempo que juraron servir y no que empiecen de una vez, a buscar lo siguiente pues, de puesto a puesto… se cae el hueso.