Ivonne Castillo es artesana de productos orgánicos. Su marca lleva por nombre “Kinich” y surge de un problema de salud. “Soy alérgica al maquillaje, a las máscaras de pestañas, a los olores muy fuertes, me irritaba la piel, todo comenzó como un consumo personal, luego fui tomando cursos, investigando, aprendiendo y ya, se volvió una meta que poco a poco he ido alcanzando”, relató.
En esta ocasión platicamos con una mujer empresaria que vio en su salud una oportunidad para emprender.
¿Cómo surge la idea?
“Surgió por el uso personal, soy alérgica al maquillaje, por lo que decidí buscar nuevos productos que no dañen mi piel. Ahora vendo en línea, todos mis clientes me vuelven a comprar y la ventaja de todos los productos orgánicos es que tú puedes hacer el producto que el cliente requiere dependiendo el problema que tenga con la piel. Es personalizado para el cabello, la piel, desodorante, todo lo que nuestro PH podría tener alguna irritación de la piel”.
¿Ha sido difícil?
“Un poco. Como todo, hay que prepararse y tener mucha paciencia. Cada día se va mejorando. La fórmula se va mejorando, surgen nuevos proyectos, retos que gracia a dios hemos emprendido. La verdad me gusta mucho lo que hago”, comentó.
¿Qué dice la familia?
“Me apoyan, saben que me gusta y que trabajo mucho para sacarlo adelante. Como en todo proyecto siempre vas aprendiendo, siempre hay algo nuevo que mejorar”.
Hay muchas mujeres que tienen alguna dirá, algún proyecto y no se animan, ¿qué consejo les darían?
“Que lo intenten. Siempre hay que intentar y no rendirse. Puede ser que tardes un poquito más y los resultados se van dar conforme te esfuerces.
También tenemos que cuidar nuestro planeta, todo lo que consumimos y también las personas que laboramos pensar qué productos utilizamos.
“Yo estoy con este proyecto que me ha dado un poco de trabajo, como el consumo y uso de shampoo sólido, el cual es un producto noble que se puede hacer personalizado y así como yo lo hice, las demás personas lo pueden hacer. Solo hay que ponerle empeño y dedicación”, concluyó.
Texto y fotos: Jesús Gómez