Aunque hoy se realiza la fase consultiva sobre el Tren Maya, la incertidumbre está presente en el pueblo maya. Algunos comisarios ejidales denuncian recibir presiones para impulsar el sí. Otros no tienen claridad sobre qué implicará para las comunidades uno de los principales proyectos de desarrollo del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El pasado 29 y 30 de noviembre el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) asignaron una tarea compleja a las autoridades ejidales: llevar información sobre los beneficios del Tren Maya a sus respectivas asambleas para regresar el 14 y 15 de diciembre con la anuencia de sus comunidades.
Así lo corroboró el comisario ejidal de Tenabo, José Rigoberto Huchím Uc, quien en la asamblea informativa cuestionó sobre la intromisión de empresas intermediarias de Fonatur.
Una compañía contratada por la dependencia gubernamental ha ejercido presión para que los pobladores aceleren las asambleas ejidales en las que se trata el tema del tren.
“Ellos están contratados para hacer estudios de suelo y mediciones pero están brincando a algo que no les corresponde, quieren que hagamos una asamblea convocada cuando no existen los lineamientos”, señaló Huchím Uc.
El comisario se refiere a la consultora Bya Barrientos y Asociados quienes, aseguró, lo han presionado para que delibere a favor sin realizar la asamblea de ley.
En Calkiní el comisario del núcleo ejidal Pedro Raul Chi Canche aseguró que cuentan con asesoría legal y que van a defender lo que por ley les corresponde. El ejido, dijo, tiene una amplia experiencia en litigios para con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y las vías férreas existentes, que a la fecha tienen una deuda sin saldar con los ejidatarios. También cuestionó a las empresas que fungen como intermediarios del Gobierno federal.
“Hemos aprendido mucho, se hacen las carreteras federales pero es propiedad del ejido, tenemos que pagar abogado. Ahora crean el tren pero la tierra es de nosotros y nos tienen que pedir permiso para que crucen las vías”, advirtió a las autoridades federales durante la fase informativa.
Al comisario del ejido de Becán, Nicolás Montero Díaz Calakmul, no le queda claro el proceso de consulta indígena, para él lo más importante es que se subsanen las necesidades que atañen a la población.
“Estoy de acuerdo que entre el Tren Maya, pero primero vamos a hablar de las necesidades de mi pueblo, como la escasez de agua y los servicios médicos”, señaló.
Nicolás Montero comentó que para este 15 de diciembre, durante la consulta, las autoridades les pidieron una lista de necesidades.
Para Melquicedec García, empresario local de transporte y restaurantes, el proyecto del Tren Maya traerá beneficios, sin embargo, dijo que espera que el Gobierno les apoye económicamente para que puedan competir contra los grandes consorcios hoteleros o agencias de viajes.
“Han venido compañeros explicando que va a venir un tren, no sabemos si va a agarrar zona de carretera o la zona federal de la comisión, no sabemos hasta ahora…”, indicó.
VOCES CRÍTICAS
Entre las exigencias reiteradas de las voces críticas destacan el nulo acceso a la información o la diseminación de información tendenciosa que solo expone los beneficios, pero omite hablar de los posibles daños ambientales y sociales a corto y mediano y largo plazo.
El colectivo Geo Comunes expuso en su documento “Tren Maya como nueva infraestructura de articulación de los capitales agroindustriales y turísticos inmobiliarios en la península”, que dicho desarrollo traerá consigo impactos socioambientales en lugares donde no existe derecho de vía.
En su análisis advierten que la construcción de infraestructura ferroviaria vulnera las zonas que se caracterizan por su concentración de riqueza cultural, ambiental y que combinan núcleos ejidales de comunidades mayas, zonas de humedales y reservas naturales, como es el caso de la reserva de la Biosfera de los Petenes, la reserva de la Biosfera de Calakmul y más 3 mil 657 sitios arqueológicos registrados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la península de Yucatán.
Esto supone una posible afectación al patrimonio histórico y cultural al sacar a la luz una cantidad importante de nuevos descubrimientos arqueológicos, sin omitir la relación integral entre el Tren Maya y los sectores del capital industrial como las granjas porcícolas, el mercado de granos como soya, palma africana y otros megaproyectos asentados en la región.
Texto y foto: Agencia