Destacan la importancia de la milpa para la subsistencia de las comunidades que a la fecha dependen de la agricultura
Este miércoles se conmemoró el Día Nacional del Maíz y en el Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (Cicy) se llevaron a cabo una serie de actividades en las que se destacó la importancia de la milpa para la subsistencia de las comunidades, que a la fecha dependen de la agricultura, y de manera general para mantener una alimentación sana.
Es así que a lo largo de la jornada se habló del alto contenido alimenticio de los granos de maíz morado y rojo, con altos contenidos de antioxidantes y anticancerigenos, pero también de las razones por las que inclusive en las comunidades se consume preferentemente el maíz blanco y amarillo y en muchos casos productos industrializados como la Minsa o Maseca.
La Dra. Elia Ku Pech dijo que Yucatán ocupa el tercer lugar a nivel nacional en cuanto al uso de semillas nativas, por lo que recalcó la importancia de conservarlas, pero sobre todo darles el valor que merecen para que los productos que se elaboren a partir del maíz que se obtenga con ellas sea justo en su remuneración.
“De esta manera las nuevas generaciones de campesinos no abandonarán la actividad por su baja rentabilidad y que terminen migrando a la Riviera Maya o a Cancún para laborar en otras actividades como la albañilería”, comentó.
Más adelante, la investigadora originaria de Espita mencionó que uno de los problemas por los que atraviesa el campo yucateco es la edad de los campesinos que es superior a los 50 años, y de manera adicional a esto se encuentra en las situaciones climatológicas como la sequía o el exceso de lluvias que se genera con el paso de ciclones y huracanes que terminan arrasando con los sembradíos de maíz.
Durante la conferencia, la ponente explicó que con las obras de construcción del tren maya en muchas comunidades se está experimentando la aparición de animales que afectan a la milpa como es el caso de los tejones que se han convertido en una plaga.
Posteriormente se organizó una mesa panel en la que jóvenes agricultores originarios de Yaxcabá, Dzitás, Kantunil y Tixméuac hablaron de sus experiencias en torno a la milpa y a las razones por las cuales decidieron no abandonar el campo a pesar de que todos cuentan con una carrera profesional, en este caso relacionadas con su actividad.
“La milpa es vida y es también nuestra identidad cultural”, dijo Alejandro Salazar Chay, un joven de 23 años de edad, que se ha dado a la tarea de organizar en su natal Dzitás, un colectivo denominado “Chuk Je’el”, en el que apoyándose en los conocimientos de los adultos mayores, ha logrado retomar tradiciones como la presentación de ofrendas a los dioses mayas para pedirles que las lluvias lleguen a tiempo, compartiéndolas con las nuevas generaciones incluidas mujeres, para preservarlas y darles continuidad.
La actividad de este joven, también incluye el apoyo a los campesinos de su pueblo para traer sus productos a Mérida y venderlos en mercados especializados, y luego regresar para entregarles el producto de lo vendido.
De hecho en esta jornada organizada en las instalaciones del jardín botánico Roger Orellana, del Cicy, se organizó una venta de productos agrícolas como semillas de maíz, atole, tamalitos, pepinos, calabazas, sandías y flores, qué integrantes de diversos colectivos como el de los Guardianes de las Semillas, y los de Chuk Je’ el, trajeron para ofrecer directamente al público.
La jornada finalizó con la proyección de un documental en el que se detalla cómo es un día de actividades de Alejandro Salazar Chay, y en el que aparecen los abuelos y demás integrantes de su colectivo que en la actualidad se han puesto la meta de tener su propio Banco de Semillas, algo que pronto será realidad con el apoyo ofrecido por los directivos del Cicy.
Texto y foto: Manuel Pool