Día Mundial de la Tierra, para reflexionar

 

En la efeméride que se celebra hoy, afirman que hay un discurso constante a favor del planeta, pero no hay acciones relevantes para frenar los problemas que lo afectan.

 

La contaminación, el cambio climático, la deforestación, la transformación y desarrollo de las ciudades y zonas pobladas son problemas que afectan el entorno de manera global. En la región peninsular estos factores hacen necesario establecer ya mecanismos de estudio, análisis y permanente seguimiento por la afectación que impacta al ser humano, y de ahí la necesidad de replantear las condiciones para sensibilizar a toda la sociedad en el Día Mundial de la Tierra, que se celebra hoy 22 de abril.

La cantidad de expertos que nos alertan sobre estos problemas son numerosos, las voces desde diferentes ámbitos nos indican que la situación es preocupante y que muchos de los procesos climatológicos que ya se perciben son producto de esta transformación que vive nuestro planeta y que afecta a todos los seres vivos.

–En la Península de Yucatán el impacto por el cambio climático es evidente –sostiene el investigador Jorge Herrera Silveira, docente del Cinvestav Unidad Mérida, quien explicó que esta región es la más vulnerable de México, por el tipo de interacciones naturales.

–Hay un discurso constante –añade el investigador–, pero no acciones relevantes para contener los problemas que están afectado a nuestro entorno y la supervivencia del ser humano. México es el cuarto país del planeta en volumen de manglares, y su conservación depende en mucho de la protección de las zonas costeras, pero hay sectores económicos que pugnan por reducir este volumen y eso es altamente dañino.

 

Mal manejo de suelos

 Por su parte, la investigadora Leticia Gómez Mendoza, encargada del grupo de investigación de Cambio Climático y Biodiversidad de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, señaló que “por lo menos 80 por ciento de las tierras destinadas a la agricultura en México padece degradación por el sobrepastoreo, el uso excesivo de pesticidas y el mal manejo del agua”.

Refirió que zonas como la Península de Yucatán empiezan a presentar el problema, pese a que no tienen esa condición de sequía por sus características climáticas. Las zonas más vulnerables se ubican en los estados de Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Jalisco y Sonora, esto es, en el norte-noroeste del país.

Expuso que en esas áreas la degradación se relaciona con la aridez y la sobreexplotación de mantos acuíferos, situación que puede también afectar a la Península de Yucatán de no establecerse medidas, responsabilidades y acciones para detener la contaminación de mantos freáticos, la deforestación y la sobredensificación de las zonas costeras.

 

Un serio problema

En su caso, Tomás González Estrada, del Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY), advirtió que la contaminación es la principal amenaza para el acuífero, que representa una de las más importantes reservas estratégicas de agua dulce del país.

“Aunque Yucatán es el tercer estado del país con los índices más altos en materia de disponibilidad de agua per cápita, se enfrenta a un serio problema de contaminación del acuífero, en especial en las áreas urbanas, por la descarga de fosas sépticas y sumideros, así como por la presencia de sitios industriales y de producción agropecuaria”, advierte. González Estrada añade que la Península de Yucatán es la región con mayor recarga hídrica a nivel nacional, con 25 mil millones de metros cúbicos anuales, volumen que representa 30 por ciento de la recarga nacional, y cada año se renueva parte de la reserva de agua. Los municipios de Mérida y Progreso concentran el 100 por ciento del total de los puntos de descarga de aguas residuales sin tratamiento en el suelo y el mar, anota.

Explica que las fuentes principales de contaminación son las granjas de cerdos y de aves. Además, por la acción de las actividades agrícolas 20 cenotes de 11 municipios del estado registran altas concentraciones de plaguicidas. En Mérida, anota, el 56 por ciento de la población aún emplea sumideros, situación que representa un gran problema por la falta de información y cultura de los ciudadanos para darle un mantenimiento adecuado a esos sistemas. El mal manejo y disposición de los residuos sólidos urbanos impacta también al agua, debido a que la infiltración de los lixiviados, taponamiento y represamiento del suelo, que evita el flujo normal del agua y recarga del acuífero. De seguir con el ritmo actual, dice González Estrada, para el 2050 los arrecifes de coral habrán desaparecido, y con ello el 70 por ciento dela biodiversidad marina, entre la cual se encuentra el 90 por ciento de los grandes peces del mar, como tiburones, atunes, etc., que estarán exterminados provocando un gran desequilibrio ecológico y a su vez el colapso de las pesquerías.

 

Basura y aguas residuales

Sobre el tema, la doctora en ingeniería ambiental Diana Cabañas Vargas, académica y coordinadora del Programa Institucional Prioritario Gestión del Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), recalca que la basura y las aguas residuales siguen siendo dos serios problemas de contaminación en esta ciudad. Respecto a la basura, considera que las campañas deberían acompañarse de temas de educación ambiental. “Cuando estas acciones sean integrales mejorará la situación que, debemos reconocer, es distinta con el relleno sanitario porque antes los desechos se depositaban en el suelo; aun así, hay lugares donde la gente continúa tirando la basura sin conciencia alguna.

“Tenemos que dejar de culpar sólo a las entidades gubernamentales, cada persona debe asumir su responsabilidad”, asevera la académica.

Acerca de las aguas residuales, Cabañas explica que “dadas las características del suelo y las fuentes de abastecimiento es muy fácil acceder al vital líquido, cualquiera puede hacer un pozo, el agua corre a tan sólo ocho metros, y precisamente por esto fácilmente se contamina”.

A su vez, un estudio realizado por los investigadores Claudia May Acosta y Francisco Bautista, de la Unidad de Ecología de la Uady, explica que el 90% del territorio peninsular sufre algún tipo de degradación, ya sea eólica, física, química, biológica, salina o sódica en distintos porcentajes, pero que al final alcanzan niveles altos que deben seguirse, para detallarlos de manera puntual en propuestas tendientes a resarcirse o en su caso modificarse.  Añaden que hay alertas que indican que los problemas avanzan y por ello, explican los investigadores, deben ser integrales las propuestas de académicos, sociedad y gobernantes, todas tendientes a contrarrestar el impacto de estas afectaciones. Durante años se han propuesto acciones tibias y poco consecuentes, que ahora deben de ser más precisas y consistentes rumbo a las muy diversos ámbitos que impactan a la salud, tanto de los humanos, como de la flora y fauna de nuestro espacio vital.

 

Impacto a flora y fauna

 Según la ONU, la diversidad biológica está disminuyendo a un ritmo sin precedente y ello, a su vez, menoscaba gravemente la capacidad del planeta para albergar vida. Sobre este tema el investigador Richard Evan Feldman, de la Unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), subraya que es necesario incrementar los estudios y la interpretación de las modificaciones constatadas en las rutas migratorias de las aves que, inicialmente, se achacan al cambio climático.

“Muchas requieren de grandes cantidades de energía y llegan buscando fuentes de alimentación, pues necesitan reponerse para proseguir con su migración”, apunta.

Feldman señala que hay índices de aumento de la temperatura en la Península de Yucatán, lo que podría incidir en desajustes entre el tiempo de migración y la disponibilidad de alimentos.

Grave deforestación

En otro documento, la docente María Andrade Hernández, en su estudio sobre Biodiversidad de Yucatán, explica que en 24 años las zonas agrícolas del estado han crecido un 100 por ciento, causando un grave problema de deforestación. En este período, añade, Yucatán ha perdido el 30 por ciento de su cobertura vegetal, en tanto que sólo el 15.3 por ciento tiene un estatus de protección.

Las zonas costeras han sido sobreexplotadas en ciertas pesquerías y su proceso de recuperación ha sido poco atendido y mal administrado, lo que establece que muchas especies se han ido definitivamente de esta área que resultaba su sitio natural.

Con todo ello, argumenta la investigadora, la posición geográfica de la Península es susceptible al impacto de huracanes, que también dañan la flora y fauna, situación que requiere de estudio y análisis. Todo apunta a la necesidad de generar una mayor conciencia de los problemas medioambientales, señala el investigador Manuel Zetina Ramayo, que añade: “Nuestra dependencia del medio ambiente nos obliga a replantearnos las condiciones de nuestra supervivencia, y debe de ser una prioridad para nosotros entender esta cuestión. Tenemos que replantearnos un modo de vida más sustentable, una manera de vida más cercana a nuestro planeta”, recalca.

José Cortazar Navarrete

 

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