La representante de la Unidad Universitaria de Clínica e Investigación Victimológica (Univict) de la Facultad de Psicología de la Uady, Reyna Faride Peña Castillo, dijo a Punto Medio que cada día en Yucatán se cometen entre uno a tres delitos de abuso sexual contra menores de edad, de los cuales es mínima la cantidad que se hacen públicos y mucho menor la que se judicializa.
-En cuanto a delitos sexuales, somos uno de los estados que está en focos rojos, hay una incidencia alta, por lo que de manera coordinada con las autoridades se diseñan estrategias de prevención y de atención a las víctimas, lo que es muy necesario, ya que de no contar con el apoyo profesional el menor podría caer en depresión e inclusive atentar contra su vida -advirtió la profesional.
Uno de estos programas para prevenir el abuso sexual en niños es el que se ha denominado “De boca en boca, a mi cuerpo nadie lo toca”, con el que se visitan comunidades en la periferia.
-Se inició en Yaxcabá con apoyo de la Fundación Kellogg, de la Uady y de la Secretaría de Educación Pública para tener un acercamiento a las escuelas, con los niños y las niñas, y trabajar con ellos de manera preventiva para evitar el abuso -detalló Peña Castillo, quien recalcó que la estrategia consiste en atacar el principal elemento de vulnerabilidad de los menores que es la desinformación y también en desarrollar habilidades para que detecten elementos de riesgo.
Uno de los aspectos que más se trabaja con los menores es el relacionado con identificar a personas de confianza, a quienes son extrañas o desconocidas y que sepan qué diferencia puede haber entre un secreto bueno y un secreto malo, por encima de la palabra de cualquier adulto, que se hace más fuerte en contextos de violencia o cuando hay ausencia de supervisión de los padres que por alguna razón se ausentan del hogar y los dejan encargados con la vecina, la amiga.
-Hay cosas que los niños no pueden callar, aunque un adulto así se los pida, como podría ocurrir con juegos en los que hay caricias, hay que enseñarles que no es saludable, entonces descubrimos que el niño al identificar sus partes públicas y privadas y las situaciones de riesgo tiene el principal recurso para prevenir el abuso sexual -indicó.
Peña Castillo destacó que corren un mayor riesgo los menores con edades que van de los cinco a los diez años, y que en el 80 de los casos las agresiones las sufren las niñas de parte de hombres adultos, mientras que aunque es ínfimo también hay registradas agresiones a manos de mujeres.}
-La violencia sexual es muy poderosa, estamos trabajando fuertemente para hacer alianzas positivas, pero en Yucatán se agudiza por la cultura de la secrecía que tenemos, y si tomamos en cuenta que el delito sexual ocurre en lo privado, imagínate el tamaño del problema -recalcó la entrevistada. Por lo anterior recordó que existe una cifra negra, relacionada con lo que no se reporta y lo que no llega a judicializarse.
-Con bases nacionales y el observatorio estatal podemos decir que aquí en la región estamos en promedio entre uno y tres delitos sexuales diarios, es difícil dar cifras más precisas, pero en el análisis estadístico tenemos que es una situación generalizada que ocurre tanto en la ciudad como en zonas rurales -detalló.
La también jefa de la Unidad de Posgrado e Investigación de la Facultad de Psicología agregó que además de que se da tratamiento durante un año a año y medio a los menores que han sido víctimas de violencia sexual, también se trabaja con agresores que están en el Centro de Readaptación Social.
