Dzibikak, una historia escrita con el fuego

A 7 kilómetros de Umán, con rumbo a la hacienda Texán Cámara, se encuentra la población de Dzibikak, (en maya “Escrito con fuego”), un lugar en el que hasta 1960 funcionó una hacienda henequenera perteneciente a la Familia G. Cantón.

Esta hacienda, que a partir de 2011 fue adquirida y restaurada por una pareja inglesa que en la actualidad la ofrece en renta para la realización de eventos sociales, tiene una larga historia, de la cual algunos de sus habitantes platicaron al equipo de Peninsular Punto Medio, bajo la sombra de los enormes árboles de Copó que se encuentran en la plaza principal, que también cuenta con unas majestuosas ceibas.

-Allá se trabajaba el henequén, tenía la hacienda sus máquinas, que con el tiempo se vendieron, solo quedó el edificio, mi papá que ya falleció tenía 15 o 16 años cuando se casó con mi mamá y ya estaba trabajando en la hacienda– dijo la señora Ninfa María Uc Poot.

A través de las páginas de internet de la Hacienda San Jerónimo Dzibikak, en la actualidad propiedad de Richard Nichols, se explica que de los primeros dueños que se le conocen están Don Eraclio G. Cantón, alrededor del año 1904, y en años más recientes de Fabio Cantón, quien posteriormente la vendió al Sr. Gonzalo Gamboa de quien se sabe tuvo un hijo llamado Humberto Gamboa.

Durante la época de auge del henequén, Dzibikak, al igual que muchas haciendas de Umán, fue testigo de la abundancia de trabajo que esta variante del agave traía consigo. La gente de la comisaría tenía empleo en el cultivo y procesamiento de la fibra, hasta que, con la introducción de las fibras sintéticas, el henequén dejó de ser la atractiva actividad productiva de antes.

Las grandes empresas dedicadas al procesamiento del henequén se vieron en muy mal estado. Primero fue Cordemex y luego Desfiyusa. Finalmente, el oro verde se acabó, y la hacienda cayó en abandono.

Parte de esto se puede palpar en las calles aledañas a la hacienda, donde se pueden apreciar numerosas casas en el abandono, muchas de ellas ya derruidas o inhabitables, y en uno de estos terrenos se ubica una hermosa capilla en la que hace muchos años la población celebraba a la Santa Cruz.      

“Es la iglesia de la Santa Cruz, se murió la dueña y el terreno se le quedó a una señora, su cuñada, que no atiende la propiedad. Ya se cayó todo, antes allá se hacían novenas a la Santa Cruz”, dijo doña Elsy Tilán, quien refirió que en la actualidad, además de que existe una pequeña iglesia en el Parque de la Población, en la hacienda también está abierta la capilla dedicada a San Jerónimo, donde encontramos como imagen Principal a la Santa Cruz, además de numerosas imágenes de la Virgen de Guadalupe y por supuesto un cuadro pequeño del patrono del lugar.

Sin duda que visitar Dzibikak, es una experiencia muy agradable que vale la pena disfrutar en familia.

Texto y fotos: Manuel Pool

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