Ante la brutal pérdida de estos ecosistemas en el país, ambientalistas destacan la urgencia de blindarlos y apostarle al ecoturismo, para que el impacto sea menor
Ante la pérdida del 62 por ciento de los humedales, ambientalistas como Salvador Castell González, director de la organización “Va por la Tierra”, y Érica Escalante Garnelo, socia de una agencia ecoturística en el puerto de Sisal, consideraron que es importante que a dichas zonas no se les cambie el uso de suelo, ya que en ocasiones únicamente se les etiqueta como sitios no municipalizados y los constructores son los que están obligados a dar los servicios, pero lo ideal es que estos ecosistemas se conserven al máximo.
Escalante Garnelo resaltó que el ecoturismo es una buena propuesta para tener más visitantes. En el caso de su agencia se utilizan kayaks para los paseos y, de esta manera, no se utilizan motores que pueden arrojar gasolina y aceite al agua.
Por su parte, el biólogo Castell González señaló que los profesionistas especializados, en lugar de proteger el medio ambiente, mejor trabajan con los desarrolladores para conseguir los permisos de las obras. “Cincuenta trabajan para los trámites, capitalizar las lagunas legales y sólo uno para defender el medio ambiente”, lamentó.
Los humedales
Los humedales son zonas de tierras normalmente planas en las que la superficie del suelo se cubre de agua de forma permanente o estacional. El agua puede ser dulce, salada o salobre. Sin embargo, no todo suelo que se llena de agua es considerado un humedal; para eso, el sitio debe contener el líquido durante un período de tiempo suficiente para que prospere flora acuática.
Los humedales también son el hábitat de cientos de invertebrados que, a su vez, sirven de alimento para anfibios, aves, reptiles, herbívoros y seres humanos.
La función de los humedales es indispensable para el equilibrio eterno de los mantos acuíferos que regulan el flujo de ríos, reducen la fuerza de las tormentas y estabilizan la erosión de la línea costera.
México cuenta con 142 sitios designados como Humedales de Importancia Internacional (sitios Ramsar), con una superficie de 8,657,057 hectáreas.
Es posible identificar seis tipos principales de humedales, según el Centro Regional Ramsar:
Marinos: son lo que están situados en las costas.
Estuarinos: ubicados donde los ríos desembocan en el mar, por ejemplo, manglares, deltas y marismas de mareas, cuya salinidad es media.
Lacustres: evidentemente, son humedales conectados con lagos.
Palustres. Son humedales de aspecto pantanoso, como las marismas y las ciénagas.
Ribereños: situados a los lados de ríos y arroyos.
Artificiales: creados por el hombre con un propósito específico, por ejemplo, como embalses, como criaderos de especies acuáticas comerciales, entre otros.
Los humedales, lamentablemente, están amenazados por la contaminación, por alteraciones del agua y el clima provocadas por el cambio climático, por las presas que alteran el flujo natural del agua, por la introducción de especies invasoras que perturban las cadenas alimentarias naturales de un humedal específico y por la creencia de que son sitios poco valiosos, lo que lleva a usar sus terrenos como zonas agrícolas, de pastoreo o urbanas.
De acuerdo con la Evaluación Cuantitativa de la Pérdida de Humedales en México, realizada por Patricia Moreno Casasola, del Instituto de Ecología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), más de la mitad de los estados que actualmente tienen humedales los han perdido. Los más afectados son Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California, Sonora y Tabasco, y debido al tamaño de estos ecosistemas, se calcula que nuestro país ha perdido 62.1 por ciento.
Castell González manifestó que la protección a estos ecosistemas no es algo nuevo, está contemplada en el convenio Ramsar, que es de 1971, con esto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) buscaba proteger los refugios de las aves migratorias, lo que es reciente es su aplicación.
El también columnista de Peninsular Punto Medio dijo que en estos ecosistemas se encuentra el “carbono azul”, que tiene la capacidad de fijar carbono de diez a 50 veces más.
La cobertura vegetal de estos sitios disipa la energía de las olas, controla la erosión y amortigua los impactos del aumento en el nivel del mar.
Explicó que Yucatán cuenta con 40 kilómetros de la costa en los que, en teoría, por sus mangles, no deberían realizarse algún tipo de desarrollo. “Los pantanos limpian el agua, son una zona de amortiguamiento, evitan inundaciones”, indicó.
Señaló que las principales amenazas de los humedales son los desarrollos urbanos, ya que son lugares atractivos para las casas veraniegas y el turismo.
“En estos lugares donde se construye están en riesgo de inundación, hay quienes construyen esas salchichas (por los espolones playeros), ya que en muchas casas las olas prácticamente las tienen en sus ventanas, que esto causa erosión”, explicó.
Asimismo, indicó que, en la Península de Yucatán, Campeche es el que cuenta con mayor número de humedales, mientras que Tabasco tiene el pantano de Centla, que es el humedal más grande de Norteamérica y es casi 20 veces más grande en extensión que la Ciudad de México, por lo mismo es la Reserva de la Biosfera de Humedales más importante del país.
Comentó que hay profesionistas que pueden proteger los humedales, pero que tienen mucha inestabilidad laboral, principalmente con proyectos de investigación, por lo que en ocasiones suelen buscar algo más estable, como un emprendimiento.
Ecoturismo, una opción
A su vez, Escalante Garnelo resaltó que el ecoturismo es una buena opción para reducir la pérdida de los humedales, ya que mediante paseos se puede mostrar y concientizar a los visitantes sobre la necesidad de preservar estos sitios.
Comentó que dicho servicio está a cargo de lancheros, que por lo regular son pescadores que en ocasiones han dejado la captura de especies, por estar saturada. “Siempre habrá impacto a la naturaleza, pero siempre se buscará el menor”, dijo.
Indicó que en Sisal existe una agrupación llamada “Amigas del manglar”, del Centro Comunitario Chimay, cuyas integrantes visitan las escuelas para explicarle a los estudiantes la importancia de los referidos ecosistemas.
Finalmente afirmó que cuando se eliminan manglares se ocasionan inundaciones, al igual que cuando se quitan los árboles de los cerros se ocasionan desgajamientos del terreno.
Texto: Darwin Ail
Fotos: Agencias