Hoy más que nunca el Día del Maestro es una fecha de contrastes. Nadie niega que nuestros mentores se convierten en personas muy importantes en el desarrollo de la sociedad, de generación en generación. Muchos de nosotros como padres llegamos incluso a quererlos como parte de la familia.
Y es que, como dijo el gobernador Joaquín Díaz Mena en el evento de ayer en el CIC, los maestros y las maestras de vocación verdadera se convierten también en los gestores en sus escuelas y comunidades, y más en las escuelas de los poblados indígenas.
Son ellos quienes hacen la documentación para las gestiones para sus centros de trabajo, pero también para las necesidades del pueblo, como son los servicios públicos, comenzando por la salud y la alimentación.
Por ello, muchos mentores son inolvidables en su paso por sus aulas y sus comunidades, bien para sus alumnos o bien para los ciudadanos.
Este día, también, es cuando normalmente el Gobierno Federal anuncia el aumento al salario de los maestros, retroactivo al 1 de enero, pero que nunca deja contentos a la gran mayoría.
Este año no es la excepción y ya se anunció una marcha nacional y una huelga de entrada para este jueves y viernes, en el que, lógicamente, no habrá clases.
El llamado es nacional y lo que se pretende, entre otros resolutivos, es que el Gobierno Federal que encabeza la doctora Claudia Sheinbaum Pardo derogue la reforma al Issste de 2019 y que se calculen las cuotas y pensiones en salarios mínimos.
No serán días fáciles los que se vienen para alumnos, padres de familia y los mismos maestros y maestras, pues la amenaza de huelga es real y las consecuencias para la educación de las infancias y juventudes también lo serán.