Durante muchos años el 2 de octubre fue día de protesta nacional, pues ese agravio fue el drama más triste que vivimos como mexicanos en el siglo pasado.
Ese día cientos de estudiantes que se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en la Ciudad de México, en 1968, fueron asesinados presuntamente por el Ejército Mexicano. Seguramente usted, estimado lector, habrá leído ese episodio vergonzoso en la historia de México y de cómo, años más tarde, el entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, se echó la culpa de los hechos, pues dijo, “eso le permitió salvar a México”. ¿Salvar a México? ¿De qué?
Eran tiempos de protestas por todos lados, no solo en nuestro país, y México se preparaba para albergar los Juegos Olímpicos. Era un escenario que no se podían permitir las autoridades de esos años, pero el remedio fue más caro que la medicina, pues la tragedia fue grande y a la vista de periodistas de todo el mundo.
Con el paso de los años los mexicanos nos manifestamos por otras tragedias y fechas conmemorativas, como es la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa o las marchas el 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer. También en contra de la violencia o a favor de algún partido político.
Lo que queda claro es que siempre hay un motivo para estar en las calles y manifestar nuestro repudio o respaldo a algún acontecimiento de nuestro México.
A propósito del 2 de octubre, en la explanada de la Escuela Normal Superior de Yucatán, en Yucalpetén, estudiantes, profesores y activistas van a recordar hoy a los desaparecidos aquella aciaga tarde en Tlatelolco.




