Editorial de Peninsular Punto Medio

No tocaron las golondrinas, ni hubo golondrino. Como se acostumbra cuando alguien se despide tocando esa canción, con el anuncio que dio ayer el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral en Yucatán, Fernando Balmes Pérez, que termina su encargo, labor que realizó durante 22 años y que continuará en Campeche.

El término de golondrino se utiliza a algo fugaz, que en ocasiones tarda más en llegar que en irse. Balmes, al final se quebró y los ojos se le pusieron vidriosos: ya no pudo articular una palabra más, por lo que de inmediato los consejeros y consejeras se pararon para aplaudirle.

Son más de 22 años, que, como se dice, ese árbol se arraigó más y esa continuidad hace que uno se apasione más por lo que hace. Nadie le regaló nada, ya que es un maestro del debate y trabaja en equipo.

Recordó que para su labor contó el apoyo de un gran equipo que fue propositivo y tolerante, y que su sello fue la pluralidad.

Fueron 10 elecciones, de las cuales cuatro fueron presidenciales, cuatro intermedias, una elección extraordinaria y una consulta popular; además,  los trabajos previos a la consulta de la Revocación de Mandato

Le tocó la alternancia política, lo que es un privilegio, porque el INE es un organismo autónomo.

El árbitro electoral no está inventando el hilo negro, pero también no cualquiera le apuesta al trabajo en equipo. “Me voy agradecido, con la frente en alto, muy orgulloso y conozco la entrega de todos”. Por supuesto se le extrañará.

Su relevo, Luis Guillermo Alvarado Díaz, tendrá la difícil labor de llenar. Éxito en su nuevo encargo.

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