Editorial de Peninsular Punto Medio

Kukulcán y Chaac jugaron a las vencidas, y aunque el primero sí alcanzó a demostrar todo su esplendor, el dios de la lluvia por poco empaña este espectáculo. Lo peor es que, luego de dos años, se volvía a abrir la zona arqueológica de Chichén Itzá por la pandemia.

Incluso, todo apuntaba a que otro año más sucedería lo mismo, pero el covid-19 ha aflojado el paso, lo que permitió nuevamente que los yucatecos y turistas presencien el descenso, permanencia y ascenso de Kukulcán. Aunque suelen acudir personas que realizan danzas porque el acto marca el inicio de la primavera, es importante concentrarse y, si es posible, llevar binoculares para apreciar bien el fenómeno. Son siete triángulos que se forman.

Apenas cae una llovizna prácticamente desaparece la serpiente, pero la nube sí permitió que se aprecie por completo. De acuerdo a las autoridades, ayer acudieron 9 mil visitantes, que sumado a los que han asistido el sábado y anteayer se llegó a 19 mil personas. Muchos de los turistas suelen asistir vestidos de blanco para absorber toda la buena energía que trae Kukulcán. Incluso algunos suelen recargarse cada 3 meses.

Se desconoce cómo será la temporada de lluvias este año, pero se espera una buena cantidad de precipitaciones para que las milpas, cada vez más contadas, sean muy productivas y se den los pastizales para el ganado.

Por otro lado, la Sefotur y el Patronato Cultur dieron la buena noticia que Valladolid, el Pueblo Mágico, ha dejado de ser una ciudad de paso, y cada vez más turistas se animan a quedarse a pasar la noche en ese sitio, que cuenta con una rica gastronomía, como la longaniza, lomitos o carne ahumada.