Editorial de Peninsular Punto Medio

Ya se veía venir, pero ello no demerita el portazo en las narices que la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio ayer al fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero.

La Corte aprobó un proyecto de amparo que dio la libertad inmediata a Alejandra Cuevas Morán, hija de Laura Morán, a quien se le seguía un proceso legal y estaba detenida, pues se le acusó de la muerte de Federico, hermano del funcionario federal.

Tras la votación a favor del amparo “liso y llano”, de manera unánime, el ministro presidente Arturo Zaldívar leyó el veredicto.

Tras la votación, el ministro presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar, instruyó que se notifiquen a las autoridades correspondientes sobre la resolución que ordena la libertad de Alejandra Cuevas.

“Se instruye a la secretaría general de acuerdos para que, por los medios más eficaces y expeditos, notifique a las autoridades correspondientes la determinación de este tribunal pleno y, en consecuencia, se ponga en absoluta e inmediata libertad a la quejosa Alejandra Guadalupe Cuevas Morán”.

Con ello se pone fin a una historia de intrigas y abuso de poder del Fiscal General, quien ahora debe valorar si se queda o renuncia, pues sus actuaciones estarán cuestionadas y señaladas ante cualquier tema que se vuelva mediático, tal como ya lo vimos hace una semana con las declaraciones del ex consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, quien señaló al funcionario de perseguirlo por venganza.

Es, pues, estimados lectores, un episodio que puso en entredicho la imparcialidad de la aplicación de la justicia al más alto nivel y algo bueno debe salir de este nuevo escándalo de la 4T.