Editorial de Peninsular Punto Medio

Alejandro Moreno Cárdenas se convirtió desde hace varios meses en el ave de tempestades dentro del tricolor, y ayer quedó demostrado en la Reunión Plenaria de los Senadores del PRI, que se realizó por dos días en Mérida.

Colocado en la palestra y, por qué no decirlo, denostado desde el poder público en su estado natal por la gobernadora campechana, Layda Sansores San Román, quien lo puso en la línea de fuego por los “audioescándalos”, “Alito” Moreno se ha defendido hasta con las uñas en el cargo de presidente nacional del PRI.

En el Grupo Parlamentario de ese partido en el Senado de la República hay varios que se han expresado en contra de la permanencia de Moreno Cárdenas en la dirigencia, porque la gente menos va a votar por ellos, uno de ellos es, precisamente, el coordinador Miguel Ángel Osorio Chong.

Sin embargo, la senadora Beatriz Paredes Rangel piensa lo contrario, tanto que en entrevista ayer en el Monumento a la Patria deslizó la sugerencia de que la actitud y acciones de la dirigencia son la mejor, aunque prefirió no opinar por “respeto a la Plenaria de los Senadores”.

Pero la ausencia por varios minutos de algunos senadores a la reunión con el presidente del tricolor, entre ellos el yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín, mostró que las diferencias al interior del tricolor son grandes y no se pueden ignorar.

No debió ser un buen momento para Alejandro Moreno Cárdenas que sus correligionarios lo desairen. A nadie gusta, y menos a las personas acostumbradas a las caravanas y acompañamientos, pese a lo que declaró a los medios de comunicación más tarde: que respeta las opiniones contrarias. Ya tendrá chance de la revancha. Ya veremos.