Editorial de Peninsular Punto Medio

Se puede decir que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador se salió con la suya en más o menos una semana: se aprobó la reforma para integrar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la de alargar la presencia de los soldados en actividades de seguridad pública hasta el 2028.

¿Y qué dejaron en el ambiente político estos sucesos? La división de la oposición de cara a las elecciones del 2023 en el Estado de México y Coahuila, y para las presidenciales del 2024.

Y es que esta última reforma al artículo quinto transitorio del artículo 129 constitucional que marcaba el 2024 como el año límite para que el Ejército se mantuviera en las calles, fue producto de una iniciativa presentada por el PRI, lo que tiene en riesgo real a la alianza Va por México.

Ahora el Presidente quedó autorizado para disponer de las Fuerzas Armadas para tareas de seguridad.

La votación de ayer y los argumentos expresados en la Cámara de Diputados dejaron entrever que la división de los antes aliados sigue creciendo, lo que sin duda beneficia a Amlo y a su partido.

Para precisar, con 335 votos a favor, 152 en contra y 1 abstención, los diputados votaron a favor de reformar la Ley que permite que el Ejército realice actividades de seguridad pública. La iniciativa fue presentada por el PRI y apoyada por Morena y sus aliados, mientras que los grupos parlamentarios que votaron en contra fueron el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.

Tras escuchar a la oposición dan ganas de salir corriendo, pero esperemos que no se cumplan sus pronósticos agoreros.