Editorial de Peninsular Punto Medio

La oposición cumplió su palabra y (en defensa de la democracia, dicen) votó en contra del dictamen que contenía reformas a la Constitución en materia electoral.

  La votación celebrada ya entrada la noche quedó de la siguiente manera:  269 votos a favor, 225 votos en contra y una abstención.

    “Se desecha el dictamen por no alcanzar los votos de las dos terceras partes”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados, el panista Santiago Creel Miranda, quien, por cierto, antes de dedicarse a la política, fue consejero del entonces IFE.

   Tras la discusión de la reforma electoral de AMLO, el proyecto fue sometido a votación ante el pleno de la Cámara de Diputados y, tras el cierre del tablero, la propuesta fue rechazada.

   Si bien el proyecto recibió más votos a favor, no alcanzó la mayoría calificada al no llegar a las dos terceras partes requeridas, por tratarse de una propuesta constitucional.

    La declaratoria de Creel Miranda desató un grito al unísono de la oposición con el clásico #ElINENOSETOCA.

   Pero ¿qué contenía la iniciativa que impulsó el presidente López Obrador?

    De entrada, la reducción de los diputados federales a 300, uno por distrito y la lógica eliminación de los 200 diputados de representación proporcional, porque, más que representar a las minorías, llegan al cargo amigos, compadres o familiares de los dirigentes de los partidos políticos.

   También la implementación del voto electrónico, la disminución de los recursos públicos a los partidos políticos en años no electorales, la elección de consejeros y magistrados electorales a través del voto popular (muy difícil de implementar) y lo que más causó polémica es que el INE se llamaría ahora de otra manera, pero agregando a su actual descripción y encargos, todo lo relacionado a las consultas ciudadanas.