Editorial de Peninsular Punto Medio

Tal como lo señalamos en la nota principal de hoy, mañana es día clave para la democracia mexicana, por lo menos la que se expresa en las calles, porque al final, la que decidirá las reglas del juego electoral será la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En la semana que concluimos hoy ya hemos tocado el tema de la manifestación de mañana, y apuntamos que, apelar a la defensa del INE o del voto en particular de cada uno, es la única vía que le queda a la oposición. No tienen otro tema y lo van a explotar en todos los medios a los que tienen acceso. Es válido. Así es el juego democrático.

Es un hecho que millones de ciudadanos van a salir a expresarse de forma libre, sin abonar a algún partido de los convocantes, pero habrá personajes que lo harán para fines políticos, como son los dirigentes de los partidos PAN, PRI y PRD, que ya anunciaron su presencia en la marcha y concentración en la Ciudad de México.

Ya el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y todo el oficialismo marcó su ruta a seguir en este contexto nacional, y es restarle crédito a la marcha tratando de encausar la opinión pública en contra del principal partido de oposición, el PAN.

Ello porque hace unos días en Nueva York se declaró culpable de pactar con los narcos a Genaro García Luna, uno de los personajes más importantes de la seguridad en México en los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. Es un tema que no tiene nada que ver, pero que el oficialismo ha ligado con la manifestación, pues muchos de los convocantes fueron sus compañeros en esos gabinetes federales.

Los ciudadanos no se merecen ser relacionados con García Luna, es cierto, pero en la política, como en la guerra, todo se vale.