Editorial de Peninsular Punto Medio

Un día después de las  manifestaciones a favor del INE realizadas el pasado domingo en varias ciudades de México, incluida la capital yucateca, podemos analizar lo ocurrido con la marea rosa y lo que viene por delante para los grupos ciudadanos y partidos políticos que las organizaron.

En primer lugar, es un hecho que el mensaje de la oposición al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y la 4T encontró eco al centrar el discurso en la “desaparición del INE”. Y no es porque el máximo órgano electoral sea el mejor del mundo, sino porque la mayoría de los ciudadanos lo sienten propio. Es como cuando atacan a un hijo o hermano, independientemente de las diferencias que tengas con él, seguro lo protegerás.

Es por ello que pasa a segundo término, por lo menos en Yucatán, lo que dijeron los oradores, que son conocidos en un círculo muy cercano. Pues el mensaje fue el mismo, independientemente del matiz que le dio cada uno: defender al INE y el voto.

En segundo lugar, podemos afirmar que la oposición vive. Y no es que se haya despreciado en los últimos años, sino que los simpatizantes del presidente y de su partido estaban muy confiados.

Las encuestas arrojan que Morena y sus aliados pueden ganar sin problemas las elecciones generales del 2024, con reforma o no, ya que realmente es la lucha electoral la que tiene entretenidos a los actores políticos, pero sin duda deben plantear una estrategia diferente para no tener sorpresas desagradables.

Por lo tanto, el gran reto de la oposición es mostrar un proyecto de gobierno, una alternativa real y que convenza a los escépticos, porque el discurso de la “desaparición del INE” acabará en cuanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación emita su veredicto en la materia.