Editorial de Peninsular Punto Medio

Tras rendir protesta como nueva árbitro electoral Guadalupe Taddei Zavala, prácticamente se comprueba que el presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo buscaba recortar el presupuesto en el Instituto Nacional Electoral (INE), sino también controlarlo.

La que relevó a Lorenzo Córdova Vianello tiene muchos vínculos con Morena. Cuando se señalaba que había que recortar presupuesto en el instituto por la burocracia alta, se sabía que el presidente de la República se había bajado el sueldo y que ha demostrado austeridad y está bien que se siga esa línea. Córdova y sus colaboradores se ampararon y desafiaron al Presidente y se inició una campaña contra el instituto.

Se temía que el relevo fuera alguien afín a la Cuarta Transformación y Taddei Zavala tiene una gran sombra de esto. 

Lamentablemente, sucedió en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos donde María del Rosario Piedra Ibarra, en lugar de defender los derechos de las víctimas, se comporta como una vocera del Presidente. Hay quienes señalaban que anteriormente los expresidentes tuvieron a personas afines en el instituto y, por supuesto, esto era reprochable y lo ideal, lo que se busca es que se trate de una persona imparcial, que únicamente se concentre en que se cumpla la ley.

La oposición buscará impugnar el nombramiento. Para la selección de los nuevos consejeros hubo sospechas, pues quienes “mejores calificaciones” obtuvieron fueron los que simpatizaban con Morena, y superaron en número a los verdaderos expertos en materia electoral, por lo que levantó sospechas. Los mexicanos se merecen un órgano que no despilfarre recursos, pero también que sea imparcial y que busque elecciones limpias.