Editorial de Peninsular Punto Medio

No sólo en Yucatán hubo fiesta, sino también en el cielo. Los fieles católicos ya cuentan desde ayer con un nuevo obispo con el nombramiento de Mario Medina Balam, con lo que se reforzará el trabajo evangélico en el estado.

Son 106 municipios que hay en el estado y para recorrer todas las parroquias el arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, y el obispo auxiliar Pedro Mena Díaz, no se dan abasto. De hecho, porque cada vez más yucatecos optan por apegarse más a Dios, se dice que ya se requiere en el estado un cardenal.

Este estado tuvo el privilegio de que el papa Juan Pablo II visitó Yucatán en 1993. Estas bendiciones no cualquiera las tiene y los yucatecos lo corresponden. Cada vez más son los católicos que asisten principalmente los domingos a recibir el maná espiritual, que será el escudo contra las adversidades que se presentan diariamente. Porque, como señala Mateo 4:4, “No sólo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios.”

El nuevo obispo nutre al Evangelio, éste que mantiene el objetivo de buscar tocar el corazón de los humildes. Además, renovará su misión como enseña Marcos 16:15. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

Esta semilla que se riega pueda caer en terreno fértil y esa alma puede convertirse en patrimonio del Evangelio, como lo es cada uno de los que integran la Iglesia.

Ante esta dura encomienda al nuevo obispo, que no estará sólo, ya que, de acuerdo a sus creencias, lo guía el Espíritu Santo, los fieles también tienen su tarea, como ha aconsejado el papa Francisco: deben orar por ellos para que no caigan en tentación porque, como líderes, son de los más propensos a hacerlo.