Editorial de Peninsular Punto Medio

El que le puso la raya al tigre ayer fue Marcelo Ebrard, pues prácticamente amenazó con incendiar el proceso interno de la Cuarta Transformación en caso de que no “cesen los apoyos a Claudia Sheinbaum”.

Lanzó, sin mostrar pruebas, que la Secretaría del Bienestar está apoyando a la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, con personal que le dice a la gente que Andrés Manuel López Obrador la quiere a ella de candidata.

El polémico mensaje de Ebrard Casaubón se dio un día antes que el partido Morena dé a conocer las encuestadoras que realizarán los levantamientos demoscópicos para determinar al Coordinador Nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación.

Insiste don Marcelo que cómo se hizo a un lado en el 2012 le debe tocar ahora el triunfo en la interna, y por ello pide a Claudia Sheinbaum dejar que la “gente decida libremente”.

Pero, además, Ebrard fue más allá. Presentó una serie de encuestas de diferentes empresas a las que aplicó criterios para ir descartando hasta que quedaron aquellas en las que ganó. Sólo que, en todas las encuestas serias, publicadas en México y en el extranjero, es Claudia Sheinbaum la que gana por amplia diferencia.

¿Qué hizo ayer Marcelo Ebrard? Quemó sus cartas finales con la intención de imponer a la dirigencia de su partido las casas encuestadoras que lo ven ganador. Pero las reglas señalan que sólo tiene derecho a postular a una. Ya veremos a cuál propone.

Fue también un intento postrero para tratar de revertir las tendencias a favor de la única mujer en la contienda y que lleva amplia ventaja desde que comenzaron las encuestas, pero lo malo es que lo hizo echando tierra en el proceso y atacando a su compañera.