Editorial de Peninsular Punto Medio

El conflicto entre Israel y Palestina dio la oportunidad a México de matizar que, como país, estamos en contra de la guerra y que la Constitución mexicana señala que se debe procurar la paz.

Sin embargo, las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador y la Cancillería Mexicana no dejaron contentos a nadie en la Embajada de Israel, que emitió un comunicado pidiendo que López Obrador se ponga de su lado.

El Gobierno de México condenó la actuación del grupo Hamás, que fue el que atacó a Israel por tierra, mar y aire, y AMLO dijo que está en contra de las muertes provocadas por la guerra sin importar la nacionalidad de las víctimas.

La canciller Alicia Bárcena fue más clara en su mensaje: “Seamos claros. #México aboga por la paz, el diálogo y la protección de civiles sin matices. Instamos a terminar con ataques indiscriminados y la violencia contra civiles por parte de Hamás y por parte del ejército de Israel en Gaza”.

Como sea, hay voces en México y el mundo que están con uno y el otro bando, pero el Gobierno federal hace bien en mantener la neutralidad, pues es la tradición de la política exterior.

Lo que sí es para festejarse, creemos, es que se haya cumplido con la obligación de velar por los mexicanos varados en Israel cuando comenzó el conflicto el sábado pasado, de ellos 32 son yucatecos, y de acuerdo a versiones, entre ellos está el exsenador Daniel Ávila Ruiz y su esposa.

La vida de un mexicano en zona de conflicto debe ser sagrada, por lo que cualquier esfuerzo que se haga para repatriarlos siempre será lo mejor. Ahora hay que esperar que todos lleguen con bien y que la guerra, sean en donde sean, vean su fin más pronto que tarde.