Editorial de Peninsular Punto Medio

La política mexicana sí que nos deja postales para la historia. El último caso se llama Nuevo León, tanto que hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador fue interrogado ayer en la Mañanera y advirtió de un posible “golpe de Estado”.

Sin embargo, todo ese escenario quedó descartado con la renuncia de ayer del gobernador interino Luis Enrique Orozco, y la reinstalación de Samuel García. El episodio parece anécdota, pero es la pura realidad y puso en entredicho la constitucionalidad del cargo para Samuel García y la actuación de la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación.

¿Y qué dejó todo ese sainete legislativo y legal? Creemos que muchas enseñanzas.

Por principio de cuentas, consideramos que para aspirar al máximo cargo del país es necesario sumar voluntades y no echarse enemigos, como pasó con García Sepúlveda, quien no contó con el apoyo ni siquiera de su Congreso local.

Las trabas legislativas que vivió también se las creó él mismo, pues nunca estuvo de acuerdo con los dos gobernadores interinos que se nombraron, el último Luis Enrique Orozco, que ayer puso fin a la novela neolonés.

La otra consecuencia de esta situación es que el partido Movimiento Ciudadano (MC) se quedó sin candidato presidencial, por lo que ayer anunciaron que lo harán hasta el 20 de enero.

En la reunión del Consejo Nacional celebrada ayer los dirigentes y militantes de Movimiento Ciudadano acordaron que para esta elección interna no habrá imposiciones, además de que todos deberán reconocer los resultados y que se promoverá la unidad de cara al proceso electoral.

De todo ello, solo podemos agregar que estuvo entretenido el caso Nuevo León.

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