Editorial de Peninsular Punto Medio

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cumplió su palabra y ayer entregó a la Cámara de Diputados, vía la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, un paquete de reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que han dejado sorprendidos a muchos.

Por lógica, la oposición se lanzó a criticar las iniciativas desde antes y ya los dirigentes de los partidos que conforman la coalición Fuerza y Corazón por México han dicho que no votarán a favor algunas, aunque ya el PRI anunció que dará el visto bueno a la relativa a las pensiones.

Analistas en favor, pero más en contra, han dicho que todo se trata de una estrategia desplegada por López Obrador para meterse a la boleta electoral del 2 de junio, pues por lógica se trata de un debate que plantea un enfrentamiento directo con el bloque opositor.

El presidente, por su parte, lo planteó así desde Palacio Nacional:

“Las reformas que propongo buscan establecer derechos constitucionales y fortalecer ideales y principios relacionados con el humanismo, la justicia, la honestidad, la austeridad y la democracia que hemos postulado y llevado a la práctica desde los orígenes del actual movimiento de transformación nacional.

“No hace falta argumentar mucho sobre cómo en el periodo neoliberal o neoporfirista, de 1983 a 2018, toda la vida pública de México estuvo controlada por una minoría ambiciosa y rapaz. México era un país de unos cuantos y para ellos el pueblo no existía.

“Estas iniciativas de reformas a la Constitución y a las leyes serán entregadas para que lo que falta de esta legislatura o en la próxima, se analicen, debatan y en su caso se aprueben, para beneficio de la mayoría del pueblo”.