Editorial de Peninsular Punto Medio

El domingo pasado se comenzó a viralizar un video de la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo, en el que replicaba los insultos que la oposición mexicana endilga todos los días al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Los mensajes se replicaron en varias cuentas en X de connotados opositores de México, entre ellos el propio dueño de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, pues fue esa televisora que le patrocinó el viaje a México, para una reunión en Puebla, a la ultraconservadora legisladora española.

Lo que doña Cayetana hizo, no lo decimos nosotros, sino diferentes especialistas consultados por los medios de comunicación en la Ciudad de México, fue violar la ley, pues hizo intromisión en el proceso electoral de otro país al hablar a favor de Xóchitl Gálvez, la candidata de la oposición en México.

Fue, pues, una actividad que pasó los límites permitidos por la Constitución para el caso del comportamiento de los extranjeros en territorio nacional, pero contrario a lo que dicen los opositores, en México sí hay libertad de expresión y de manifestación de ideas, y por eso no le molestó en ningún momento a la connotada legisladores española.

De hecho, López Obrador tocó el tema en su mañanera de ayer, en los siguientes términos:

“Acaban de traer a una señora de una asociación que hay en México, una joven creo, diputada española, sí. Le dieron una gran difusión los conservadores. Vino a hablar mal de mí; la verdad, es un timbre de orgullo, porque esta joven señora, pertenece a la ultraderecha”.

Agregó que seguirán llegando extranjeros para hablar mal de su persona, pues estamos en plena campaña electoral.