Editorial de Peninsular Punto Medio

En los últimos días el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha llevado a la mañanera una lectura del proceso electoral que ha causado polémica: la posible anulación de la elección presidencial por la violencia, que ya se deja sentir en varios estados.

Por ejemplo, ayer mataron en Guerrero a un aspirante a alcalde por el partido Morena y varios otros han sido amenazados u obligados a renunciar a sus pretensiones, de acuerdo a denuncias de la oposición.

El presidente lo ha planteado de una manera un poco extrema: le llamó golpe blando o jurídico. Que es una forma de ganar en los tribunales lo que los votos no te dan en las urnas, lo que, de acuerdo a López Obrador, ya está preparando la oposición pues su candidata Xóchitl Gálvez nomás no levanta en la intención de voto.

Se han dado casos ya de anulación de elecciones en los estados, aunque no necesariamente por la violencia, sino por violar las leyes de equidad, como sucedió en el 2000 en Tabasco. Sin embargo, anular la elección presidencial ya son palabras mayores.

Este jueves estará en Yucatán la candidata de la coalición gobernante de Sigamos Haciendo Historia, Claudia Sheinbaum Pardo, y habrá oportunidad de preguntarle sobre el tema, pues sostendrá una reunión con la prensa en Progreso, Yucatán.

Sin embargo, debemos reconocer que ese escenario se debe evitar, por todos los medios, pues, además de inédito, dejaría al país y su economía muy comprometidos, y eso no es bueno para nadie, ni siquiera para aquellos que se les ocurrió la idea, si es que de verdad están trabajando en ello.