El actor Kirk Douglas cumple 100 años

Las cien velitas que el astro hollywoodense Kirk Douglas sopla con, por lo que se sabe, buena salud, lo ponen en un plano de igualdad con Olivia De Havilland -la Melanie Hamilton de “Lo que el viento se llevó” (los cumplió en julio)- y la icónica Sza Sza Gabor, que los cumplirá en febrero, dentro de esa categoría de seres que de por sí son inmortales gracias al celuloide.

Douglas fue famoso por el hoyuelo que tenía en el mentón, en plena competencia con Robert Mitchum, y para muchos será por siempre la cara del esclavo insumiso Espartaco, del filme homónimo, el Vincent Van Gogh de “Sed de vivir”, el Capitán Nemo de “20.000 leguas de viaje submarino” o, para los más cinéfilos, el Coronel Dax de “La patrulla infernal”.

Antes, durante sus estudios universitarios becados, había sido campeón de lucha libre y mucha de la tosquedad de los barrios bajos que arrastraba fue limada hacia 1939 por su profesora Louise Livinston, quien le inculcó el amor por la literatura y el arte, además de haberlo incitado a probar suerte en las tablas mientras -se dice- le aportaba nociones sobre la vida y los sentimientos.

El último título protagonizado por el centenario actor visto en salas argentinas fue “Herencia de familia” (2003), de Fred Schepisi, y a lo largo de toda esa carrera Douglas tuvo tiempo para casarse con Diana Dill y luego con Anne Buydens -aún con vida-, con quienes tuvo a sus hijos Michael, Joel, Peter y el fallecido Eric; el primero de ellos con una jugosa historia profesional y personal.

Clarin.com

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