Santiago Pell
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Este martes el Manchester City aplanó al Real Madrid con un marcador que podría dejar abierta la disputa por el boleto hacia la gran final de la UEFA Champions League. Los ciudadanos, como bien lo habían señalado previo al encuentro, salieron al Etihad Stadium de forma agresiva en ataque para intentar definir la eliminatoria desde la ida y no cesaron con sus llegadas a puerta rival; si habláramos de la famosa “justicia futbolera”, cuatro goles se quedarían cortos para el nivel que mostró el conjunto de Pep Guardiola.
El City fue y es superior al Real Madrid, tanto hombre por hombre (en su gran mayoría) como en conjunto. Es verdad que los de Carlo Ancelotti supieron aprovechar sus oportunidades para acercarse en el marcador, si no se les puede dar mérito por lo futbolístico al menos resaltan por su desgaste físico en la cancha. Las individualidades de sus delanteros estrellas rindieron frutos una vez más y lograron quedarse con un “buen resultado” esperando ofrecer más en el partido de vuelta.
Sin embargo, no sé qué tanta duración tenga la pila cargada con ADN madridista. Ya mucha se utilizó ante el Paris Saint Germain, luego en los cuartos de final contra un enorme Chelsea y, de lo mucho o poco que queda, decidieron usar un tanto más para vencer al Sevilla en la Liga española. La hinchada blanca, si bien está confiada en la capacidad de su club, debería temer sobre la posibilidad de que esta vez la simple garra e historia no alcance para volver a presenciar una remontada en el Santiago Bernabéu.