Luis Puc se levanta desde temprano para iniciar la preparación del alimento, destacando una cáscara de color claro que se deshace en la boca, un castacán y costillas que son un festín para el paladar
Ubicados desde hace más de 10 años en Villas de Oriente, Luis Alfonso Puc Uc, conocido como “ El amigo Subin”, ofrece una de las mejores “chicharras” en el rumbo. Su fama se ha acrecentado en este tiempo y, desde diversos puntos de la capital yucateca, todos los días llegan clientes buscando la frescura de su producto en el que se destaca una cascarita de color claro que se deshace en la boca y un castacán y costillitas que son todo un festín para el paladar.
Acompañado de Beatriz, su esposa, Luis comentó que es originario de Subincancab, una comisaría perteneciente al municipio de Timucuy, que es donde vive, y donde todos los días desde muy temprano inicia con la preparación de su producto. “Por ese motivo la gente me conoce como el amigo Subin”, dijo Luis, quien desde los 12 años se inició en este ramo, primero como ayudante en el mercado Lucas de Gálvez.
“Allá raspaba la piel del cerdo, aprendí a alinear y también los secretos de la preparación, desde Chavito trabajé muchos años con un señor que tiene varias sucursales en colonias de Mérida, Don Emilio May, que fue mi maestro, hasta que me decidí a volar solo, y aquí estamos”, comentó el entrevistado, quien en la actualidad tiene 42 años de edad.
“Hoy yo hago todo el trabajo, me levanto desde las cuatro de la mañana para ir a buscar mi mercancía en el rastro de Mérida, regreso a Subincancab para freír y una vez que todo esté listo, a las 12 ya estoy acá en Villas, gracias a Dios, la gente ya me conoce y cuando me va muy bien en dos horas ya se me acabó la venta, más en sábados y domingos”, comentó el amigo Luis, quien comentó que es muy satisfactorio tener clientes de Polígono 108, Chichí Suárez, Pacabtún y otras colonias cercanas, que son fieles y que hasta esperan a su llegada al puesto ubicado en el mercadito ubicado en el cruce con la avenida 2-D de Encinos 2.
“Acá no tenemos competencia, aunque sí hay varios puestos de chicharra, la gente está contenta con la manera en la que los atendemos y el servicio que se les da, además de que tratamos de no vender caro, pues hay mucha gente que viene a pedir desde los 30 pesos y se le sirve bien, por eso regresan”, comentó doña Beatriz, quien lleva más de 17 años de matrimonio con Luis, unión en la que han procreado tres hijos.
“Valeria es la mayor, tiene 16 años, además de que está estudiando, me ayuda a freír, hace morcilla, corta carne, le gusta el ramo, también hay dos niños mas pequeños de 11 y 4 que se llaman Iker y Luis Santiago”, explicó orgulloso el amigo Subin, quien subrayó que ellos son la razón para cada día tener nuevas metas, que van desde tener un local bien establecido y más puntos de venta, como mejorar su medio de transporte que hoy está fallando un poco.
El precio por kilo de la chicharra aquí es de 260 pesos en general, no hay distinción con especial o surtido como en otros establecimientos del ramo, por lo que por mínimo que usted compre se va a llevar un producto muy bueno, con trozos de carne, costilla, castacán, buche y abundante puyul, que no se pesa, sino que se obsequia a la clientela. La gente ya sabe que le servimos bien y que le damos buen trato”, dijo doña Beatriz, y afirmó que al cliente se le da lo que pide.
“Normalmente llegamos al puesto a las 10 y media o a las once, pero como está amolado mi carro hemos estado llegando después del mediodía”, explicó el amigo Subin, quien recalcó que a pesar del tiempo nublado, la gente ha respondido bien y que su producto estaba por acabarse.
Texto y fotos: Manuel Pool