Hay un culto exagerado al cuerpo, vean cómo están llenos los gimnasios, vean cuánta gente se hace operaciones y se inyecta cosas para mejorar su figura. Se da una exagerada importancia al cuerpo y poca o nada, ningún, cuidado con el alma”, expresó el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, al exhortar a los fieles a cuidar integralmente tanto cuerpo como alma, durante el segundo domingo de Cuaresma, que reunió a decenas de fieles católicos que acudieron a escuchar la palabra de Dios a la Catedral meridana.
Monseñor Rodríguez Vega comentó que este tipo de cuidados son un signo de los tiempos y muchas veces se esconde un materialismo, un menosprecio del espíritu. “Habrá una transfiguración de nuestro cuerpo que de por sí es mortal, frágil y tiende a acabarse”, apuntó tras citar a San Pablo, quien adelantó que el cuerpo frágil se transformará en un cuerpo glorioso.
“Nuestro cuerpo es frágil, nuestro cuerpo va a terminar, pero el señor lo va a glorificar, lo va a transformar con la resurrección, no podemos resucitar para ser los mismos de siempre, resucitaremos transformados, transfigurados, pero para que esto suceda necesitamos aquí y ahora creer en el crucificado”, expuso.
El Arzobispo de Yucatán recordó que la cruz es el camino a la resurrección, por lo que se debe aceptar y descubrir a Cristo en lo desfigurado de este mundo.
Abundó que los criterios del mundo para juzgar la belleza humana, no deben ser los nuestros. “Hay que pensar que cualquier cuerpo, por más feo que pueda parecer, por más pobre, enfermo, esconde la gran dignidad de un hijo de Dios, de un hermano nuestro”, señaló.
Por lo anterior, exhortó a los presentes a cuidar integralmente su cuerpo y alma, y que no olviden lo más valioso que hay: el interior.
Texto y foto: Jesús Gómez
